viernes, 14 de noviembre de 2008

Intercambio – Juan Torchiaro


Las cosas apuradas no siempre salen bien. El miércoles iba por la peatonal ¡zip! ¡zap! dele esquivar gente. Al llegar a la esquina de Corrientes, en la vidriera de Show Sport, ¡faa, loco! Unas zapatillas y la madre... Me distraje un segundo y ¡zas! me llevé por delante a un viejito con bastón y todo. Justito en la entrada del Subte “B”. El pobre vino a quedar en posición inestable, que sí, que no, vaciló en la boca de la escalera. Que sí, y que lo agarro de un brazo con mi mano libre. Que ya lo tengo y ¡crack! ruido de madera al quebrarse. Su brazo se queda en mi mano. Comienza entonces a resbalarse hacia abajo. Suelto mi agenda Citanova y le manoteo la cintura. Mi mano izquierda tampoco tiene suerte. Se le desprende ¡agg! la bolsita de colostomía. La garganta oscura de la escalera se lo va tragando. Trato de acompañar su caída lo mejor posible, con las manos ocupadas, sin perder de vista su dentadura que ¡clap! ¡clap! rueda unos escalones adelante. Y por allá los anteojos, y el portafolios que se me atraviesa y lo pateo, mientras voy rogando que no se vaya a partir la cabeza, y se abre y se desparraman los papeles, y por fin, a los tumbos, llegamos ambos al descanso. Ya abajo, en un rincón aledaño a las boleterías, una vez que hube juntado todas las piezas, le ayudé a recomponerse. Esto es de acá y esto otro debe ser de aquí. Al fin quedó como nuevo. —Miresé usted, está hecho un pibe —le digo para infundirle ánimo. —No es para tanto, jovencito, y ese meñique es mío, no se haga el vivo —dijo él, sonriente, mientras se retiraba apurado.
Bueno, hoy es viernes. Llevo puestos sus viejos tiradores. Seguramente él tiene mi agenda Citanova. Entre otras cosas, digo. Porque ahora camino despacito y, además, ¿de dónde saqué yo esta idea de querer cambiar el mundo?

No hay comentarios.: