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domingo, 8 de junio de 2014

Ike Turnbull le responde a “Sinrabino de Renton" - Luc Reid


Pittsburgh Extraño da la bienvenida a su nuevo columnista Ike Turnbull, quien responderá las preguntas de la gente extraña como tú sobre la vida, el amor y la autorrealización.

Estimado Ike,
Soy un golem que ha estado teniendo problemas con mi rabino. Al principio, cuando me creó, él despotricaba contra mí y me daba órdenes todo el tiempo. Era como un sueño. Pero creo que ahora se cansó de mí. Nunca más me manda a defender algo o me da nuevos rollos de oración. Me odio al sospechar esto, pero creo que podría estar involucrado con un tablero ouija. ¿Qué puedo hacer?
Sinrabino de Renton


Estimado Sinrabino,
No trates de adivinar lo que tu rabino podría estar pensando: hablá con él. Tal vez tiene preocupaciones que él cree que no puede contarte. Creá un ambiente seguro para que comparta sus sentimientos. Si querés saber si él está usando un tablero de ouija, preguntale. Si lo está haciendo, ayudale a entender que él tiene un problema, pero que hay solución. Cortejar al azar a los espíritus con un vaso al revés no es algo que la gente sana hace. Hay instalaciones seguras donde puede ir que lo ayudarán a comprender por qué la manipulación fantasmagórica del alfabeto no es la respuesta y que le puede asistir en su transición de regreso a una vida normal mediante sustitutos como pintar digitalmente con los dedos y el hockey de aire.
Pero si el tablero ouija no es el problema, preguntate con franqueza cuál fue tu papel en la relación. ¿Esperás sus órdenes en silencio durante meses o años si es necesario? Si no, ¿por qué no? ¿Mataste a alguien para él últimamente? A veces todo lo que una relación golem- rabino necesita para animarse es la destrucción de alguien realmente malvado. Tratá de pensar tanto en tus necesidades como en las de él. ¿Cómo pueden trabajar juntos para que cada uno se sienta realizado?
Y esto no tiene que ver con tu pregunta, pero los golem amigos míos siempre me dicen que recomiende la manteca de cacao. Aparentemente mantiene tu arcilla tan fresca y maleable como el día en que despertaste, incluso bajo el sol caliente. Sólo un consejo práctico.
Ike

Ike Turnbull es el autor de Las mujeres son de Venus, los vampiros son seres del infierno y Cómo hacer frente a sus Poltergeist. Son bienvenidas las preguntas de los lectores de Pittsburgh Extraño y de quienes comenten en su publicación hermana, Breves no tan breves.

Acerca del autor:  Luc Reid


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Adultos: La explicación - Luc Reid



― El otro día, cuando llevé a casa mi examen de historia, pensé que papá iba a matar ― dijo John.
Su amigo Sunil sacudió la cabeza.
―Ya sé, no me lo digas. Mi padrastro se puso igual cuando se enteró de que reprobé matemáticas.
―Repetía y repetía “¡Sesenta y cuatro! ¡Sesenta y cuatro!” como si yo no pudiera leer mi propia calificación…
―Odio cuando hacen eso.
― … y prácticamente me estaba rompiendo la cabeza con eso, y yo le digo “¡Por favor, papá! ¡Hay más cosas en la vida que el cerebro!”
― ¡Ey, guarda! Viene la vieja Heiserman...
John levantó la vista justo a tiempo para ver a la señora Heiserman tirar su andador a un lado y tambalear hacia Sunil y él. Manoteó a ciegas detrás suyo por unos segundos antes de encontrar la palanca de hierro que guardaba en su mochila, pero lo logró justo a tiempo y le pegó en la cabeza a la señora Heiserman. Ella debía tener hambre, sin embargo, ya que el golpe apenas la frenó. John le dio una patada en la rodilla y ella se desplomó en la acera, siseándole. Mientras la mujer se regeneraba, Sunil y él cruzaron el césped de los Weber y se fueron de regreso a casa.
―Están locos los adultos, chabón.
―Ya sé― dijo Sunil.
En la casa la madre de John había regresado de su trabajo en el Hospital de los Niños y estaba haciendo pescado al horno con coco. Trataron de pasar por la sala, pero ella los debe haber escuchado.
―¡Tarea! ¡Hacé tu tarea! ― gimió, avanzando a los tumbos hacia ellos.
―La voy a hacer, má. Sólo vamos a jugar con la Wii en mi cuarto unos minutos, y después la hago.
―¡Tarea primero!― ella se abalanzó hacia ellos y le agarró la cabeza de John. ― ¡Cerebros!
― Vamos, má, dejá tranquilo a mi cerebro― dijo John. Sunil y él corrieron a su cuarto y pusieron una barricada contra la puerta.
―¡Peinate!― gruñó su mamá.
― Chabón, ojalá cuando crezca no me convierta en semejante zombi― dijo John.
― Ojalá, chabón,― dijo Sunil agarrando una bolsa abierta de Doritos del ropero. ―Ojalá―.

Versión de Saurio.
Original en The Daily Cabal

Mi amigo en el infierno - Luc Reid


―¡Chabón, cuánto hace que no te veía!
―Cierto.
―Te preguntaría cómo estás, pero me imagino que como estás en el infierno, probablemente no la estés pasando bien.
―No, fiera, la verdad que no.
―¿ Ese diablo tiene que hacerte eso mientras hablamos?
―Sí, siempre lo hace.
―¿Pero no es, digamos, doloroso?
―Sí. En realidad, muy doloroso.
―Pero vuelven a crecer, ¿no?
―Esa parte es un poco asquerosa. Olvidémosla, ¿OK? Decime, ¿cómo entraste aquí? Me dijeron que no podíamos tener visitantes, ni siquiera otros chabones Condenados.
―Bueno, allá en el Cielo nos dan casi cualquier cosa que pedimos. ¡Ni te imaginás lo que son los porros! Y tengo un asuntito con Heidi Klum ... No sé si en realidad, es Heidi Klum, sabés, pero…
―Ahora entiendo por qué me dejan verte. Creí que la estaba pasando mal, pero pensar que estás allá fumando porros con Heidi Klum, mientras yo estoy aquí, realmente me cagó la existencia.
―No sólo fumamos porros: jugamos Halo, vamos a los conciertos de Santana ... ¡Ah, y tenemos esas fantásticas batallas aéreas! Todo el mundo tiene alas, ¿verdad? Y nos hacemos unos picnics…
―Chabón, cortala. El infierno, ¿te acordás?
―Ah, sí, perdón. Como sea, vine porque quería preguntarte algo.
―¿Qué?
―¿Quieres tomártelas de aquí?
―¡Guau! ¡Santa mierda!
―Lo siento. No te traje, ¿no?
―¡Vieja! ¿De dónde sacaste esa arma?
―Te dije, podés conseguir lo que quieras allá arriba.
―¡Tengo pedacitos de diablo quemado encima!
―Perdón ... y por el olor.
―Chabón, no te disculpes. ¡Eso fue copadísimo!
―Tomá, aquí te traje un arma para vos. ¿Querés jugar un poco de Doom de la vida real antes de que nos rajemos de aquí?
― Sos lo súper más, fiera. ¿Pero van a dejarme entrar allá arriba? ¿Te van a dejar entrar de nuevo a vos?
―No lo sé, chabón. Cualquier lugar va a ser mejor que este pozo, ¿verdad?
―¡Pero los porros! ¡Y Heidi Klum!
―Sí, pero, chabón... los amigos son irremplazables.

Versión de Saurio.
Original en The Daily Cabal

Muestra al azar - Luc Reid



―Párese― dijo el extraterrestre.
―¿Habla inglés?― dije. Todavía me estaba recuperando de que un rayo de luz ocre me chupara de la cama y me sacara por la ventana. Yo estaba en el suelo metálico de una habitación triangular sin ventanas, puertas, muebles ni ningún rasgo excepto por algunos dibujos en relieve apenas perceptibles en el piso, paredes y techo. Mis ropas no habían sido transportadas conmigo. Estaba tan asustado como para mearme encima.
―Su pregunta es bastante estúpida― dijo el extraterrestre, una cosa gris, alta, gomosa y de ojos saltones. ―¡Párese ya o lo vamos a obligar.
No quise pensar en lo que implicaría el obligarme: Me puse de pie y esperé. El suelo se abrió delante de mí y apareció una pequeña mesa. Sobre ella había cuatro porciones diferentes de torta de queso, cada una en un plato triangular negro. Al lado de cada plato había un tenedor de unos 25 centímetros, limpio y brillante.
―Pruebe las tortas de queso y emita su opinión― dijo el extraterrestre.
Me quedé mirándolas. ¿Era una broma? No, nadie que yo conociera tenía un sentido del humor tan enfermo ― ni acceso a alucinógenos pesados.
―¿Torta de queso?― dije.
―Usted emitirá su opinión. Es por eso que está aquí.
―¿Me secuestraron para realizar un testeo de tortas de queso?
―Todos los otros métodos producen un muestreo aleatorio inadecuado en los grupos de enfoque ― dijo el extraterrestre. ―Vamos a conquistar su Tierra monopolizando sus recursos económicos a través de la venta de tortas de queso. Tenemos que saber cuál es la receta triunfante.
Mis opciones eran limitadas, así que tomé un tenedor y empecé a comer torta de queso. Les ahorraré los detalles ― los gemidos involuntarios, el asombro, la alegría, el éxtasis. La versión corta es que las porciones 1, 2 y 4 eran mucho mejor que la mejor torta de queso que jamás había probado, pero la número 3 pertenecía a una clase más allá de cualquier alimento. Lloraba de alegría mientras me la comía.
―¿Es la número 3, entonces?― dijo el extraterrestre. ―La número 3 es muy popular.
Asentí.
―¿Cómo puede existir algo así? ¡Es una experiencia religiosa!
―También tiene cero calorías― dijo el extraterrestre. ―Y ya terminamos.
―¿Eso es todo?― dije, incrédulo. ―¿Ya terminé? ¿Puedo ir a casa?
―Terminó― dijo el extraterrestre, agarrándome. ―Pero usted no se va a casa.

Traducción de Saurio.
Original en The Daily Cabal