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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Trazos que unen - Carmen Rosa Signes Urrea



“Aquella delgada línea, era algo más que una fina separación
entre dos zonas diferenciadas. Sonará a galimatías, puede
incluso que al delirio ilusorio de un demente, pero no es a mí
a quién deberían pedir cuentas. No fui yo quién conjuró este hechizo.”

Ar Razí (850-923)

El pulso firme enmarca el entorno, refugio oculto de mi realidad. La atracción que sintió por mí, le ayudó a rescatarme de la tumba ignorada de mi encierro.
Desde los primeros trazos, creería que estaba a punto de conseguir algo importante. Debía pensar que toda inspiración que golpeara su mano, salía de su mente de artista. No tuve necesidad de aliados, se convirtió en mi único ayudante.
Pero, ¿cuándo comenzó a cambiar? Él, pasó de mero observador a oficiante; y yo de admirada quimera a sumisa enamorada. No lo había visto, pero la suavidad de su pulso y la calidez de su voz, pudieron conmigo.
No es justo, debía haber concentrado en él, toda mi ira. Demasiados siglos, olvidada, como un genio en su lámpara apartada del mundo. Tenía que haber renacido como esas maldiciones surgidas de embotellados efrit, dejando caer sobre mi salvador, todo el peso de las consecuencias de su buena acción. Pero no fue así.
Derramaba en mí, como un amante, colores y líneas; conformando un encanto tanto tiempo perdido. Me desprendió de aquel rictus abominable, con el que hacía huir a los hombres. Incluso el vivaz remolino de mi cabello, entre sus dedos, se convirtió en sensual representaciones de las caricias y el sexo. ¿Por qué tenía que suceder?
En un principio mis intenciones estaban claras, pero en las postrimerías de su obra, cuando aquella delgada línea que nos separaba se hallaba cada vez más cerca de fragmentarse, me desviví por exhortarle en su empeño por terminar. Mis labios aún no se podían mover, pero mi pensamiento, aquel que le lanzó en la búsqueda, le conminaba fervientemente para que no concluyera.
—Los ojos… Sí, los ojos. Con ellos termino.
Repetía, mientras delimitaba los contornos, abriendo espacios infinitos que quebraban nuestros mundos, en una equívoca interpretación de mis deseos.
Infructuoso empeño el mío, que sucumbió en el mismo instante en el que terminó mis pupilas y pude verlo, al menos durante un segundo. Me queda la convicción de haberle complacido, pero maldigo este encuentro, esperando que nadie más me halle. No deseo eternizar la agónica desesperación del amor frustrado de esta Medusa.

sábado, 21 de febrero de 2009

Noticias de la radio - Carmen R. Signes


A Ricardo, el sustento de mi ser 

“La acumulación de nubes será inusualmente extraña. Tengan precaución cuando salgan de casa. Preparen una buena iluminación y no olviden las balizas. Es una recomendación del Centro de Estudios de la Atmósfera”  
 
—Desde hace tres días registro irregularidades. Ayer mismo, al tomarte entre mis brazos, te sentí laxa. Fue como si de pronto la misma inercia que nos une nos separara. Tal vez se trate de algún sensor defectuoso; o quizás me deje arrastrar por la paranoia, la misma que consiguió separarnos del común de los mortales.  
 
“En otro ámbito de cosas, se han inaugurado las obras del paso subterráneo que unirá las dos principales ciudades”.  
 
—Volví a experimentar la misma sensación. Echo en falta la empatía que funcionaba como un imán, como un potente sugestivo capaz de inhibir los sentimientos más inicuos. ¡Solos tú y yo!  
 
“Conservacionistas y renovadores, tienen programado un reencuentro en las próximas horas. Mientras unos consideran la propuesta de sus opositores de “Bofetada ambiental”, los otros intentan limar asperezas, para restar responsabilidades. Según el portavoz del Grupo Independiente por la Renovación, el acuerdo está próximo: Es cuestión de horas —ha dicho—, todo lo demás sería una pérdida innecesaria de tiempo y energía”.  
 
—El cielo se ha tornado gris. Las nubes, convertidas en pesados obstáculos que impiden ver, ya no circulan ligeras. Cada segundo que pasa es como si te desvanecieras. Mis circuitos comienzan a fallar. Espero que los tuyos aguanten. Con un poco de suerte es mi propia pena la que me cortocircuita. Todo se acaba. Estamos como encerrados por sus propios miedos. Temen volver atrás: convertirse, como nosotros, en el cúmulo de sentimientos del que partieron. Hace mucho que perdieron precisamente aquello que nos inculcaron: humanidad. Y ahora, sólo tú y yo, conservamos los sentimientos.  
 
“Última hora: La Agencia Digital de Noticias (ADN) informa de que no consideran necesario seguir manteniendo los seres de inteligencia artificial existentes. Estas dos únicas muestras, que se mantienen controladas en la cercana región de Utrech, serán neutralizadas. La desintegración se hará efectiva en pocas horas. Al final, se ha llegado a un acuerdo. Tanto conservacionistas como renovadores creen necesario por el bien común hacerlo. El temor a una vuelta al pasado ha conseguido el acuerdo: Largo ha sido el camino para librarnos de nuestro componente más débil—pronunció el portavoz de la agencia”. 
 
—Si no te tuviera a ti, hace mucho que hubiese perdido la razón. ¡Abrázame! No dejes de hacerlo.