Antaño las salas de cine escondían personas parlanchinas y bolsas de plástico rasgándose para extraer dulces con espantosos chirridos como las voces mal educadas. Uno temía a los incontinentes levantándose cada quince minutos para ir al baño o a comprar más dulces. Era horrible sufrir la proximidad de cuerpos voluminosos y sudor agrio. La falta de aire acondicionado era martirio, pero los problemas se evitaban yendo a las funciones menos congestionadas.
El cine del Siglo XXI aún sufre todas esas molestias y empeora con la proliferación de quienes cargan IPads, IPhones y demás mierdas de pantallas deslumbrantes. Faros que encandilan mientras los propietarios atienden facebook, responden llamadas, teclean mensajes de textos o mandan estupideces como:
"Aquí en el cine viendo El Hobbit.
PD:
Anexo foto del "Combo chatarra grasienta" que devoro nomás pa dar envidia XD."
Lo único diferente es que las personas no platican con quienes les acompañan. Platican con interlocutores ubicados en cualquier otro sitio siempre y cuando sea remoto y de mal gusto.
Suelo exclamar: "Por favor apague sus pinches artefactos electrónicos y deje ver la película en paz".
PD:
Mensaje enviado al volver a casa.
No pude hacerlo desde el cine, pues me expulsaron por insultar al propietario de una tablet cercana.
Acerca del autor:
José Luis Velarde
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