A Agustín Martínez Valderrama
Le dijo uno al otro —¿y tú quién eres?
—Resulta extraño que me lo preguntes. Yo soy el otro, ¿no te das cuenta? Y tú eres el uno. Así de fácil.
—¡Anda! Que conste que yo soy Agus. Y tú me habías parecido Adolfo, ¿no eres Adolfo? Vas vestido de etiqueta como él, con el bombín ceñido y descalzo. Y te huelen los pies también como a él…
—No sé quién es Adolfo. Yo soy el otro y ¡punto!
—Vale, vale. No te enfades. ¿Vas a algún sitio?
—Claro, todos vamos a alguna parte o ¿no?
—Mira yo voy camino de Wínnapu, si te animas.
—¿A qué?
—Mmmmmm no sé, a venir a Wínnappu.
—¿Y qué hay allí?
—En Wínnappu hay muchas cosas. Para empezar, una réplica exacta de la Torre Eiffel, desde la que se ve una panorámica de Roma, la Alhambra, el Partenón, la Sagrada Familia, el Templo de Kukulkán… sólo los días grises y lluviosos no se ve nada. A lo sumo, París.
—Ah parece me interesante.
—Hay también cangrejos que escriben; circos con pulgas y hombres elefantes que se cortan las orejas, muñecas hinchables suspendidas en el aire y rubias pizpiretas de tres tetas que guiñan un ojo.
—¿Tres ojos que guiñan una teta?
—Jajaja He dicho rubias pizpiretas con tres tetas que guiñan un ojo. Si no te lo crees, lo de las tetas, no lo del ojo, vente.
—Casi convencido me has.
—Esto no es todo, se busca a un forajido, Woody Welles, boticario y entusiasta del celuloide, que desde que rodaron algunas escenas del western El bueno, el feo y el malo está desaparecido en el desierto de Tabernas y a quién lo encuentre, le espera una buena recompensa.
—Vamos, vamos nos pues.
—Agárrate a esta cuerda de ahí arriba y en seguida, en varios días alcanzaremos Wínnappu.
—¿Varios días? ¿Qué cuerda?
—Los ojos cierra y las manos extiende, es una cuerda imaginaria. Wínnappuuuuuuuuuuuuuuuuu
Tomado de No Comments
Sobre el autor: David Moreno
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