Robaron el equipo de audio y los
candelabros y la comida de la heladera y los ceniceros de cristal de
Murano y el televisor y hasta los equipos de aire acondicionado y
robaron también la heladera misma y la mesita del televisor y el
resto de los muebles y los dólares guardados en la caja fuerte
empotrada en la pared del dormitorio y después robaron la caja
fuerte y también la pared del dormitorio y después robaron el resto
de las paredes y los cimientos que la sostenían y el techo que en
ellas se sustentaba y las cañerías de bronce que las atravesaban y
después robaron los árboles y flores del jardín y después el
jardín mismo y el terreno sobre el cual había estado construida la
casa y robaron el basamento de granito y varias capas geológicas
incluyendo una durísima, de basalto puro, y las napas de agua que en
ellas había y siguieron robando y robando hasta provocar la
irrupción de la lava en una explosión volcánica que ocultó por
completo las pruebas de sus fechorías, los terrenos circundantes, el
pueblo entero y buena parte del partido del conurbano en el que se
produjera el hecho delictivo y varias zonas de los partidos aledaños
y, merecidamente, a ellos mismos, por chapuceros, improvisados y
sobre todo exageradísimos ladrones.
Acerca de la autora:
6 comentarios:
Me encantó el modo en que la autora va construyendo este cuento hasta llegar al robo total.
Muy bueno. Felicitaciones.
¡Qué bueno!
A ver si es verdad. Si es que yo he visto lo que la autora quería ver/que ocurriese.
Excelente, la voracidad de los ladrones no tiene limites.
Excelente, los ladrones y su voracidad sin limites
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