Amenaza la luz con lluvia, tu rostro sucio lavado por el cielo.Abril dudoso, de ramos de luz y flores, con sombras que se arremolinan tímidas en los rincones.
Llega el tiempo y se pausa, los relojes se contienen, y divisan y escudriñan en silencio el horizonte, tantas horas a punto de incendiarse, ahora espejismos de lo que aún no existe pero las agujas ya saben.
Todo cambia, hoy como siempre, ya olvidamos nuestro rostro de ayer, el que luchó por nosotros y ahora queda borrando huellas en la memoria.
Los pájaros se escuchan, incluso en las ciudades más hondas y oscuras, su canto llega hasta el frágil secreto de nuestro tímpano, para enseñarnos sin palabras.
Hoy me voy, más que nunca, y he de volver, inevitablemente, a estos mismos versos, zurcidos como silencio y escucha de la vida y de la luz, paraguas agitador de gaviotas y sombras, cuerda infinita del todo a la nada.
Esta primavera, como era de esperar, la luz amenaza lluvia, y los ojos sorprendidos rezan una oración que ni siquiera existe, ni tiene dios, ni versos ni palabras, y suena, tan liviana, como el canto de un pájaro.
Acerca del autor:
Pablo Moreiras
No hay comentarios.:
Publicar un comentario