domingo, 8 de enero de 2012

El encuentro – Armando Azeglio


Trabajar como simple albañil teniendo un título universitario es desconcertante, pero terminar en el hospital por esto, puede hacerte perder el equilibrio. Me sucedió en Roma, en los noventa. Mientras convalecía tuve por compañero de cuarto a Giovanni, un solitario anciano que tenía mi misma pasión: la lectura. Al viejo le gustaban los clásicos. De noche leía a la luz de una linterna y me contaba historias de la segunda guerra mundial, de su fuerte antagonismo con los ingleses. Me dijo que una noche de 1942, yaciendo en una fría trinchera, se le apareció una mujer confina a la que Giovanni llamaba “la Diosa”. Le dijo que si sobrevivía aquella noche, y si no escribía algo que justificase su paso por la vida, simplemente la perdería. Giovanni sacó de entre sus ropas un texto cosido a mano, denso, abigarrado, intrínseco, barroco pero efectivo. Me pidió que lo leyera. A partir de este hecho, la narración continúa en tres líneas de acción. Según una de ellas, nada extraordinario había vuelto a ocurrir, aunque en una parte del libro se habla de una diosa embalsamada que había pasado a ser un símbolo de poder para una logia horrorosa. Otra línea de acción hablaba del regreso de un ser cósmico con el solo propósito de morir a los pies del cadáver embalsamado de su esposa. Por fin, la tercera variante refería el retorno del hijo de la pareja a Italia, convertido ya en un hombre, pero desconociendo su verdadera identidad y en búsqueda de algo que apenas atisba y no logra encontrar.

1 comentario:

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Enigmático. Cada una de las líneas de acción propone un cuento. Muy atrapante.