lunes, 5 de diciembre de 2011

En una taberna del sector desmoronado – Sergio Gaut vel Hartman



—¡Mesero, esta comida no tiene sabor a nada!
—Le pido mil disculpas, excelencia; el chef es novato.
—¿Y le parece correcto agredir mis órganos gustativos con un plato tan insípido? Yo pedí “Sabor solar”. ¿Y qué me trajo? Un pedazo de tejido grasiento, lleno de terminales nerviosas, correoso, ácido, sin condimentos ni aderezo. Le diré a mis congéneres que no vuelvan a pisar esta pocilga.
—Sea indulgente, magnificencia; la carne de los habitantes del tercer planeta del sistema S6L17 es sosa, no lo discuto, pero algunos paladares menos exigentes que el suyo, como los ron'iosos de Kukurrusho y las ameboides trisexuales de Jinezeo III, la aprecian y disfrutan.
—¡A mí qué me importa la opinión de los ron'iosos de Kukurrusho y las ameboides trisexuales de Jinezeo III! Esto es asqueroso y punto. Lléveselo y tráigame otra cosa. ¿Tiene huevos fritos a caballo?
—¡Por supuesto, eminencia! Ya se los hago marchar. Espero satisfacerlo esta vez, alteza.
Pero por más que se empeñó, el mesero no pudo complacer al G.F Supremo del Consejo Regidor del planeta Tierra, en visita protocolar al sector desmoronado, ya que los caballos brillaban por su ausencia en ese sector de la galaxia y los únicos huevos que encontró fueron los del ave roes, que miden once kilómetros de diámetro y a veces son confundidos con asteroides. Consumido por la culpa, el mesero ingirió dos porciones de flan con crema (letales para su organismo) y se reunió con el Sumo Omus, Protector de los darratos. Los darratos, especie casi en extinción, ni se enteraron del drama del pobre empleado gastronómico.

No hay comentarios.: