—¿Su mamá? —dice sonriendo el vendedor de seguros. El chino le devuelve una mirada que porta una letal carga de ácido.
—No, mi esposa. ¿Por qué lo dice?
El vendedor se muerde la lengua, pero decide de inmediato que es mejor seguir avanzando. —Es obvio que lo dije por la diferencia de edad.
—No hay tal diferencia. Yo pasé varios años en el espacio. Parezco más joven, pero no lo soy. Tengo ciento noventa y un años. Nací en 2047.
—¡Qué interesante! ¿Hacia dónde viajó?
—Muy cerca. LEPORT5694, ¿conoce?
—No.
—Es un lugar en el que comen un vendedor de seguros crudo por día y por persona.
—¿Personas? No parecen personas, esos. —El vendedor trata de disimular el impacto que le ha causado la revelación del chino—. Más bien parecen antropófagos.
—Lo serían, si fuesen humanos. Pero no lo son.
—No lo son, claro —dice el vendedor francamente aliviado.
—En cambio yo —dice la mujer del chino—, que parezco tener noventa años, tengo ciento sesenta y dos, y sí, nací en LEPORT5694. La dieta basada en carne humana me permite mantenerme en forma. ¿Verdad querido?
—Es cierto, amor. ¿Otra vez con hambre?
Ella hace un mohín delicioso y asiente con la cabeza.
2 comentarios:
Desde luego es una dieta de lo más rebuscada.
Noooooo. Eso solo lo dicen los que no han probado...
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