lunes, 5 de diciembre de 2011

Adecuación deficiente – Héctor Ranea



—¿Y cómo se dio cuenta de que el señor no era de acá? —El policía miraba preocupado al ciudadano y al cadáver alternadamente.
—Yo… bueno… pensé que no estaba usando correctamente los instrumentos. De todas maneras fue muy fugaz, verá. Él entró casi de sopetón. Es más, al hacerlo empujó a uno que salía, fue bastante violento a decir verdad. Y lo vi que, cuando se enfrentó a los instrumentos se exasperó. Estaba alterado. Se metió en un cubil casi con desesperación, llevándose la extremidad ahí —el encargado señaló esa parte que había derramado sus fluidos —pero a los pocos instantes el grito que emitió fue desgarrador. Por eso los llamé a los de la brigada de policía de extra-muros. —El policía asintió. En esta semana ya eran once los casos de terráqueos machos que morían en los sectores sanitarios. Los succionadores de fluidos corporales no habían sido convenientemente adecuados a su anatomía. Suspiró. Seguirían las quejas de la Federación de Humanos, pero esta vez era grave: el que yacía muerto era nada menos que James Kirk, Almirante de su Flota.

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