I
Encendí la televisión. Pensaba escribir un cuento, pero el titular “el hilo dental más hot del verano” me robó la dignidad. Furioso, apagué la computadora y salí al balcón. Pero el aroma de mis plantas no logró sacarme de la cabeza el culo perfecto que había visto en el televisor.
II
No suelo regar mis plantas muy seguido pero ellas, por su cuenta, se encargan de crecer y mantenerse fuertes en el ambiente hostil del balcón. Toqué una hoja de mi flor federal, y la hoja rodeó mi mano. El rojo cubrió mis dedos y sonreí. Otra hoja se estiró hacia mi pie. Me agaché, para ver más de cerca. Todas las hojas se acercaron. Y antes de entender qué pasaba, la planta me succionó.
III
El proceso de reducción fue efectivo en sólo 1 milisegundo. En el interior de la planta conocí a mucha gente. Sara, la mujer de la cuál estoy enamorado, me dice que si no fuera que cada tanto llega alguien nuevo uno se olvidaría que está en el interior de la planta, y todos viviríamos como si estuviéramos en el mundo. Ella tiene una teoría: el “mundo” que conocíamos antes también era una planta.
IV
Cada vez me cuesta más recordar que cuando hablan de “terremoto” en otro continente se refieren a que una hoja de la planta se movió y que las inundaciones son consecuencias del riego o la lluvia en el mundo verdadero.
V
Se desmoronó un pedazo de cielo. Una ciudad vecina desapareció en el derrumbe. Pero lo más importantes es que a través del agujero en el cielo se puede ver una imagen blanca. Algunos creen que es una visión de Dios. Otros que es una gran nave extraterrestre. Yo sé que es un parte de la pared blanca de mi balcón. Pero no lo digo porque me acusarían de loco. Para todos, este es el mundo. Y quién sabe, a lo mejor estoy loco.
Sobre el autor: Néstor Sebastián Chilano
1 comentario:
Me encantó este cuento, Sebastián. Tiene un toque de surrealismo poético cercano a las visiones de Magritte. Yo también me apunto a vivir en esa maceta.
Publicar un comentario