Los caimanes conversan a flor de agua pero no los oigo. El teléfono sigue resonando con su trinar ensordecedor, como para romper los tímpanos de los cocodrilos. Rezan a la diosa del río para que alguien levante el teléfono y conteste lo más pronto posible ya que ellos no pueden hacerlo.
Una historia romántica cuentan las crisálidas abandonadas encima de ciertas flores sensitivas. Mientras tanto, no deja de aturdirnos el teléfono enloquecido, dentro y fuera de la mente. Un caracol furioso vomita obscenidades, justo antes de ser aplastado por un improviso torbellino de aire. Desde lejos me saluda el agua, porque la conozco, como un remolino hablador. Llamadas, evocaciones, indicios; los caimanes a flor de agua ya no conversan: sé que están escuchando este antiguo diálogo.
Se despierta, finalmente, la diosa del río para contestar el teléfono y ¿será posible que lo haga con pasos de samba? En este lugar también hay alguien que se divierte llamando sin contestar.
Título original: "La mattina dei caimani"
Traducción del italiano: Adriana Alarco de Zadra
http://grupoheliconia.blogspot.com/2011/01/stefano-valente.html
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