La nave procedente de Marte tenía como destino X-Zian 3, planeta de la estrella Alpha Centauri con el que mantenían intercambio genético desde tiempos remotos. Horas después de haber emprendido el viaje, el jefe de mecánicos Urdai K'awish informaba sobre los problemas que estaban teniendo a bordo:
—El combustible nuclear fue cargado correctamente en el birme del krogui —afirmó, mientras una sustancia fosforescente de color verdoso goteaba entre sus dedos.
—¿Cuál puede ser el fallo entonces? —preguntó con gesto serio el Yadai M'emwish, comandante de la expedición.
—Aún no lo sabemos, también hemos comprobado los electromagnetógrafos de impulsos cordales y los u'danish de ultrafrecuencia. Todo parece correcto, pero la nave pierde potencia y si no la reparamos pronto corremos el peligro de estrellarnos cuando pasemos cerca de la órbita de los planetas gigantes, antes de abandonar el Sistema Solar.
—¿Hay algún planeta pequeño que esté próximo?
—La Tierra, Yadai.
—Tendré que echar un vistazo yo mismo.
Momentos más tarde el Yadai M'emwish inspeccionaba personalmente la compleja maquinaria de la nave. Entonces vio algo que le hizo exclamar:
—¡No puedo creerlo!, ¿tantos años de mecánico intergaláctico y aún no sabe reconocer un recalentamiento en la junta de culata? ¡Busque inmediatamente un lugar para aterrizar y arreglemos esto de una vez!
Al día siguiente, todos los periódicos dieron en sus titulares noticias sobre una extraña psicosis colectiva de avistamientos ovni.
—El combustible nuclear fue cargado correctamente en el birme del krogui —afirmó, mientras una sustancia fosforescente de color verdoso goteaba entre sus dedos.
—¿Cuál puede ser el fallo entonces? —preguntó con gesto serio el Yadai M'emwish, comandante de la expedición.
—Aún no lo sabemos, también hemos comprobado los electromagnetógrafos de impulsos cordales y los u'danish de ultrafrecuencia. Todo parece correcto, pero la nave pierde potencia y si no la reparamos pronto corremos el peligro de estrellarnos cuando pasemos cerca de la órbita de los planetas gigantes, antes de abandonar el Sistema Solar.
—¿Hay algún planeta pequeño que esté próximo?
—La Tierra, Yadai.
—Tendré que echar un vistazo yo mismo.
Momentos más tarde el Yadai M'emwish inspeccionaba personalmente la compleja maquinaria de la nave. Entonces vio algo que le hizo exclamar:
—¡No puedo creerlo!, ¿tantos años de mecánico intergaláctico y aún no sabe reconocer un recalentamiento en la junta de culata? ¡Busque inmediatamente un lugar para aterrizar y arreglemos esto de una vez!
Al día siguiente, todos los periódicos dieron en sus titulares noticias sobre una extraña psicosis colectiva de avistamientos ovni.
2 comentarios:
jajaja, muy bueno.
Gracias Gotzoki, y esa risa indica que te ha divertido, que de eso se trataba!
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