A una niñita le salieron cuernos.
Jamie dice que va ir en su bici a verla y que yo debería de ir también. Dice que no tiene miedo de ir solo, ni nada de eso, pero que la pequeña sería una cosa bonita de ver y que no debería de perdérmelo. Dice además que a la niña ha tenido los cuernos por tres días completos (hoy va a ser el cuarto), desde que Jesús volvió. Jamie dice que la niña se la pasa jugando ella sola con muñecas y con un juego de té en miniatura al frente de su casa. Su casa se puede ver desde la calle de al lado, tan sólo tienes que ir a la casa abandonada del final de nuestra manzana y esconderte entre los matorrales esos que pinchan. Jamie me dijo todo eso. Pero me dijo que desde allí no se le pueden ver los cuernos. Él lo que quiere es ver a la niña de cerca y tocarle los cuernos con sus propios dedos para ver si están afilados y le hacen sangrar.
Mi tío dice que la niña es un súcubo, una fuerza del diablo; la hija de Satán: el Anticristo. Dice que si le raparas la cabeza se le vería un “666” en la parte posterior. Me pregunto si esos números le picarán y tendrán costras como la tiña que tuve el año pasado.
Saco mi bici del garaje y voy con Jamie hacia el final de nuestra manzana. Es una bici de motocross Huffy. Jamie dice que debo conseguir una bici de montaña así podremos montar sobre las veredas de tierra en el coto del bosque detrás de nuestras casas, pero no se puede acelerar de repente muy bien con una bici de montaña.
Nos acercamos lentamente. Al principio, no iba a ir con Jamie. Me basta con observar a la niña desde los arbustos. Jamie dice que ella no debe de asustarme. Somos su gente, sus seguidores. No vamos a estallar ni arder en llamas si ella nos mira.
No tengo la salvación.. Ni la tiene Jamie. Ni la tiene mi tío. Nunca me bautizaron.. Creo que dios existe, que existe el diablo, que hay ángeles, fantasmas, monstruos y extraterrestres. Jamie también piensa como yo. Mi tío también. Mi tío dice que es todo lo que necesitamos. Y dice que no necesitamos ir a la iglesia a que nos digan lo malos que fuimos durante la semana; ya estábamos allí cuando lo fuimos así que ya lo sabemos. Mis padres no me empujaron para que me bautizara; querían que yo tomara esa decisión por mí mismo. Pienso que si hubiesen sabido que Jesús iba a regresar tan pronto me habrían bautizado y me habrían llevado con ellos cuando la resurrección.
Todo ha estado muy tranquilo estos últimos tres días. Apenas han pasado coches por nuestra calle y Jamie y yo somos los únicos que he visto afuera desde que Jesús volvió. Hace calor, pero no lo bastante como para mantener a la gente adentro todo el día y toda la noche. Mi tío dice que es porque la gente está avergonzada. No quieren salir de sus casas porque entonces la gente vería que no fueron con Jesús.
El teléfono no ha sonado desde que Él volvió y todos los canales de televisión muestran nieve. Es verdaderamente aburrrido. Es por eso que decidí ir a ver a esa niña con Jamie. Le dije a mi tío que la gente como nosotros no debería de estar avergonzada de salir porque sabíamos que Jesús no había vuelto a buscarnos. Él dijo que no toda la gente que se había quedado era como nosotros. Y también dijo que la gente como nosotros estaba esperando. Le pregunté que qué estábamos esperando, pero no me contestó.
Jamie y yo estamos a menos de tres metros de la pequeña. Es más joven que nosotros, probablemente tenga cuatro o cinco años. Sus cuernos son blanquecinos tendiendo a grises y sobresalen a través de su pelo rojo corto y erecto. La niña continúa jugando sin mirarnos, cantando flojito hasta que nuestras sombras la cubren. Ella no tiene sombra. Mira para arriba hacia nosotros y sonríe. Ella es lo que estamos esperando. No le devuelvo la sonrisa. No quiero. No creo que Jamie intente tocarle los cuernos.
Título original: Like a Thief in the Night
Traducción del inglés: Juan Carlos Toledano
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