lunes, 19 de enero de 2009

Acabemos con las leyendas mal contadas - Héctor Ranea


Minotauro empuja el centro, el cántaro, la premonición del agua. Apura el paso Teseo, apura su corazón Ariadna. Nadie piensa en los pensamientos azules del toro, todos olvidan los pensamientos rojos del hombre, ambos fundidos por la geometría del lúcido torturador volante (Dédalo). 
Los niños en Creta mueren de hambre. Los niños de Atenas mueren comidos por el toro. Teseo despacha al monstruo por medio de un simple teorema de geometría diferencial, Ariadna es despachada con una maniobra sutil al amanecer de un día agitado y su padre (de Teseo) es despachado mediante un olvido genial. No pudo con su madre (de Teseo) sin embargo, por alguna razón que sólo Poseidón sabrá.
Teseo, el matador de larga fama, hoy yace bajo tierra en algún lugar, hoy yace bajo agua en algún lugar, hoy yace bajo fuego en algún lugar, yace en mí: disculpen el disimulo.

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