El club de cine se hacía en un pequeño garito de copas que todos los martes mostraba una selección de cortos de cineastas principiantes. Con un aforo de treinta personas, era un lugar ameno y familiar donde los artistas y aficionados charlaban entre jarros de cerveza aderezados con pequeñas raciones de patatas fritas. Luego de una charla de presentación inicial a cargo del maestro de ceremonias, se mostraban en la pequeña pantalla del fondo las películas, muchas de ellas producidas con métodos casi artesanales pero desbordantes de ilusión e imaginación. Algunos de los participantes de estas sesiones habían despuntado y la fortuna había llamado a su puerta ofreciéndoles un futuro en el negocio cinematográfico. Estos selectos elegidos regresaban de vez en cuando para dar ánimos a las nuevas hornadas y recibir un pequeño baño de multitudes.
La sesión de hoy prometía una gran diversión e innovación. Cuando se cerraron las puertas para que nadie interrumpiera la proyección, de algún modo todos supieron que sería muy especial. Danny O, el director novel, empezó a hablar con su voz de soprano.
—Amigos míos, voy a hacer historia con esta película y tengo un papel para todos vosotros. Hay cámaras filmándolo todo. Va a ser la primera Snuff Movie colectiva del mundo, lo que llamo Gang Snuff Movie. Ahí vienen mis actores con las sierras mecánicas. Procurad parecer naturales ante la cámara. ¡Acción!...
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