lunes, 15 de diciembre de 2008

No hay lugar para el amor - Jorge Martín


La historia arrancó con un apasionado dialogo, lleno de intensidad y lujuria contenida. Se amaban con desesperación y alimentaban un idilio que no podría consumarse. Él era un vampiro de otros tiempos, atildado y gentil, al que le inquietaba el desaliño y guardaba las formas, y ella un dragón hembra, virulenta y mal hablada, que bebía sin parar y echaba fuego por la boca. Ambos eran demasiado feroces para mantener la relación en un marco platónico, pero sus intentos de aproximación habían desatado accidentes y explosiones. Sin embargo, por alguna razón propia de estas historias, se habían encaprichado el uno con el otro. Sólo podían acercarse cuando él se transformaba en murciélago y revoloteaban por el cielo, dos monstruos que aterraban al resto de los mortales; ellos arrobados. Pero la dupla no podía soportar las contradicciones impuestas por condiciones tan dispares. La dragona, cuando lo veía pálido y desvalido, vacilaba entre estrujarlo entre sus garras o asar su carne blanca con una exhalación de mil grados. A su vez, el vampiro no podía atravesar la dura piel de ella. Un dragón vampiro, ¿se imaginan? Solo cabe en una segunda parte. 
Lo más increíble de esta historia es que dice estar basada en un hecho real. Sucedió en una noche de taberna, en un país deshilachado y antiguo; después de beber demasiado todas las historias son reales. Igual fue raro ver —y es poco lo que recuerdo—, a una mujer con cara de lagarto —dicen que los dragones pueden adquirir cierta forma humana—, con una criatura semejante a un ave posada en su hombro izquierdo. Cierto o imaginado, el amor escatima sus frutos y convierte en perseguidos a los amantes, sean vampiro y dragón, doncella y príncipe, sapo y princesa. Poderosos o indigentes, nadie gobierna al díscolo Cupido, dije como pude, porque me patinaba la lengua, y aumentando la extravagancia del cuento con una frase que se sumergía de cabeza en el ridículo, pero respetaba el género literario.  

1 comentario:

Arcángel Mirón dijo...

Decía (creo que el mensaje no se envió, o se envió pero a mí me tiró error), que imaginé este cuento como parte de un libro de cuentos que se podría titular Historias de Reino Deshilachado.
Y que me dieron ganas de leer ese libro.