miércoles, 17 de septiembre de 2008

Sobre sus propios pasos - Sergio Gaut vel Hartman



—No entiendo —dijo la rubia—. Estamos en un sitio encriptado. Salgamos antes de que me ponga histérica.
Kurosawa acordó consigo mismo que nunca entendería a las mujeres. Y esa en particular no iba a ser la excepción.
Regresaron, pero no arribaron al mismo sitio. Había svásticas, campos de concentración y un clima represivo muy agudo. El aspecto lánguido de la rubia facilitó que un mocetón rubicundo llamado Neggerschwartz la detuviera por judía en nombre del American Reich. Kurosawa miró para otro lado; después de todo, pensó, ser japonés tiene sus ventajas. ¿Adónde podría haber llegado con la rubia? Seguro que no hasta la cama. Dio unos pasos hacia la derecha y nadie le cerró el paso. Apoyó la mano en el picaporte y abrió la puerta.
La pelirroja dijo: —Respecto a los comentarios maliciosos sobre el color de mi pelo, ¡cuidado!, la primera vez tiene gracia, a la centésimo cuarta empieza a resultar cansino...
Kurosawa jamás había visto una pelirroja como esa. Se enamoró al instante. —Vamos —suplicó—. Te prometo mil mundos.
Ella lo miró de arriba abajo con las manos en la cintura. Parecía Carmen, la cigarrera de Bizet. —Tanto gilipollas —comentó— y yo sin balas...


http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html

No hay comentarios.: