miércoles, 10 de septiembre de 2008

No soy yo - Francisco Costantini


I
Mónica sonríe cuando escucha a Fernando decir que él es el único que existe y que toda la realidad, incluso ella, son producto de su imaginación. La mujer acaricia los cabellos del pequeño de siete años, asombrada por su inventiva. 
—Siempre fantaseando, vos —le dice entonces, y regresa a sus tareas domésticas. 

II
Mónica se enoja bastante cuando Fernando, pronto a cumplir los dieciocho, insiste con que él es el único que existe y que la realidad, incluso ella, son producto de su imaginación.
—¿Y por qué necesitás inventar cosas que no existen? —recrimina ella, cansada de oír siempre la misma estupidez.
—No soy yo —se defiende el joven—. Es mi inconciente que necesita de dicha ficción para darle sentido a mi existencia. 
—¿Podés madurar de una vez? —concluye ella, y se sumerge de lleno en la novela de la tarde. 

III
Ahora, las pastillas que Fernando no tomó están desparramadas por todo el piso, en torno a su cuerpo. Mónica lo aferra entre sus brazos y llora. Ya no sonríe, pero tampoco se enoja, cuando ve las sombras avanzando sobre el mundo, al tiempo que la vida de su hijo se apaga, para siempre. 

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