Hubiera preferido no volver antes del viaje que no pude postergar y que fue la razón por la que te quedaste sola durante tantos días, pero papá no resistió tanto como los médicos habían predicho y con mis hermanos decidimos cremarlo inmediatamente, cada uno tenía sus obligaciones y nos urgía regresar a casa.
Hubiera preferido avisarte que llegaría un par de días antes de lo esperado, pero cuando iba a hacerlo descubrí que mi celular se había quedado sin batería y ahí, en el camarote del tren, no había modo de conseguir un cargador; el mío había quedado en algún cajón de la vieja casa familiar y ya no podía bajar para ir a recuperarlo. Así que pensé que tampoco estaría mal darte una sorpresa.
Hubiera preferido no hacerlo, pero los jadeos se oían desde la entrada; la puerta estaba abierta; la luz, encendida. El resplandor que irradiaba tu piel me encegueció y fue inevitable.
Ahora tendré que buscar la manera de borrar las huellas, pero aunque sé que si no lo hago terminaré condenado, preferiría no hacerlo. ¡Me duele tanto la cabeza!
Sobre el autor: Fernando Puga
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