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La canción es de Jacques Palmieri, cantante de principio del Siglo XX, famoso en Les Tuilleries porque le cantaba a los gorriones que afanaban los crépes de los transeúntes y a las calles mojadas de Mont Martre. Es improbable que lo hayas escuchado porque se conservan pocas grabaciones en hilo férrico, una rareza. Sin embargo, un pariente suyo (a su vez descendiente de quien robó la Monna Lisa del Louvre) le regaló una copia de la partitura a Les Blanchard, un franco-americano que la grabó para la Sun Records, donde grabó por primera vez Elvis y entonces... la magia. ¡No va que se encuentra con Aretha Murphy, la llamada Condesa del Dixie! Se casaron y ella no abandonó el canto (porque si no, no comerían, ya que Les, una vez instalada la estatua de la Libertad en el pueblo, se dedicó a cantar esa canción a los patos de Memphis y no cobraba ni diez guitas). Un día, en presencia de Duke Ellington ella la cantó y el Duke se la pasó a Satchmo y Satchmo la cantó y todos felices comieron perdices. Si esta versión no te cierra, no importa, tengo otras, pero de la canción, ni idea. Sé que lo verdadero son tus ojos negros.
Acerca del autor:
Héctor Ranea
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