Les voy a contar como empezó todo. A El Loco lo conocí cuando acompañé a mi novia, él le presentó al Pigmentador. El Loco cobró 400 minutos de mi tiempo solo por eso. Era caro. Luego nos dejó y el Pigmentador empezó con su arte. Yo me dí vuelta, era impresionable a las agujas y los pinches tableros que fluctuaban en la pared según se los mirara. Si movías las pupilas, se desplazaban hacia el lado contrario, haciendo que por reflejo los advirtieras. Tenían vida propia. Habían pasado un par de horas cuando ella salió. Con sus ojos teñidos de rojo, y estaba muda. El Pigmentador tenía sus guantes puestos , y más allá pude advertir como una figura se escurría tras sus espaldas. La tomé del brazo y nos fuimos cual si huyeramos. Pude escuchar que nos gritaba antes de girar el domo: -¡falló !-que vuelva cuando decida hacerlo en serio.
No le hice caso, aunque pensé que algo raro sucedió. Ella siguió así, y jamás me pudo contar nada, ni quiso volver a intentarlo. Eso de pedir no volver a ver a alguien tiene sus consecuencias.
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