sábado, 24 de agosto de 2013

El manso río - Héctor Ranea


Si alguien amansa a las arañas es el primo Serio Taranto, de Matera, en Puglia. Capaz de hacer que las tarántulas se queden como narcisos mirándose en un espejo peinándose pelo por pelo, o de que coman queso con la misma fruición con la que comen moscas si están airadas. Nada se dice en los libros de los naturalistas de este encantador de arañas, pero tan así es que se lo llevaron a Moscú para hacer un número circense con la eminente ecuyere Dominova, gran jinete. El problema es que esta virgen de Dogovor, entre el vodka del bisonte pardo y el tano, engordó (no sé si corresponde que diga cómo y por cuál razón) y cada vez que montaba las tarántulas reblandecidas las aplastaba sin remedio. De más está que diga que las tarántulas serán arañas pero no comen vidrio y no se dejaron amansar más por el pugliese, rajándose a cierta región del Kurdistán, pero mejor no digo cuál para no espantar a los parroquianos.


Acerca del autor:   Héctor Ranea

2 comentarios:

Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia dijo...

Hola, Héctor.
Muy bueno tu cuento :)

Ogui dijo...

¡Gracias, Nélida! Espero que sigas leyéndonos. Un placer.