Sueño que no sólo de grandes poetas se hizo Irlanda. Estoy en Dublín una madrugada fría y entro secretamente en el Lane Museum of Modern Art. Allí creo descubrir que las dos muchachas que pintó Renoir en Le source (la que está desnuda sobre la fronda verde) y en Les parapluies (la del canasto en primer plano) son, en verdad, una misma y única joven de pelo castaño oscuro y ojos de mirar intenso. Bonita, con aire entre inocente y capaz de todo pecado, en ambas obras ella mira al pintor o, como diríamos hoy, a la cámara.
Me fascina tanto el hallazgo, en el sueño, que en la vigilia consulto el catálogo. El primer cuadro es de 1869/70 y el segundo es de 1881/86. Es dudoso que sea la misma chica, a menos que se trate de una sublimación.
Cuando despierto, pienso en esa especie de desilusión que producen los descubrimientos frustrados. Conjeturo acerca de la idealización visual en Renoir. ¿O no seguimos enamorados de la primera muchacha que amamos, en cierta forma, acaso porque en ese amor amamos piadosamente a quienes fuimos?
Acerca del autor:
Mempo Giardinelli
1 comentario:
Y acaso no salgamos nunca de los primeros amores y toda la literatura, toda la pintura, toda la música no sean más que la tímida evocación de esos días de infancia del mundo.
Un relato a lo Mempo. Qué más se puede pedir.
Cristian Mitelman
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