En el principio era el Verbo y frente a Dios era el Verbo y el Verbo era Dios. Todos sabemos que para el final de los tiempos Odín el vikingo, dios violentamente enérgico, se comprometió a protegernos a nosotras, las diosas, y a los hombres también, contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo. Júpiter, como todo romano tiene un gran temperamento, es un dios sabio y justo que reina sobre la tierra y el cielo. Claro que todas y todos sabemos que tiene sus defectillos, anda siempre metido en líos de polleras, con Juno, con Minerva y a veces se cruza de mitología y a espaldas de Zeus la seduce a Atenea . En el caso de Yahvé, la divinidad nos prometió a la descendencia de Abraham y dijo ser el Dios que sigue siendo. Su principal preocupación era y es, demostrarnos que existe una continuidad en la actividad divina desde la época de los patriarcas a los acontecimientos registrados en el Éxodo. En el versículo 17 hay una reafirmación de la promesa hecha a Abraham. Es bueno recordarle sus promesas a los dioses, ahora, que las cosas se están poniendo bravas ¿no les parece?
Tomado del blog
http://www.decuentosypoemas.blogspot.com/
Sobre la autora:
Ada Inés Lerner
1 comentario:
Ada, qué frescura el la escritura, por fabor. Me gusta.
Publicar un comentario