miércoles, 2 de enero de 2013

La puerta se cierra – Alejandro Bentivoglio & Carlos Enrique Saldivar


La puerta del cuarto se cerró sola. Munro estaba escribiendo y solo escuchó el portazo. Extrañado, comprobó que no había corrientes de aire. Volvió a abrir la entrada y miró la casa que estaba envuelta en la oscuridad. Le gustaba encerrarse para escribir y tener tranquilidad. ¿Si no había viento, qué había cerrado la puerta con tanta violencia? El autor sintió que la vivienda comenzaba a enfriarse. Suspiró y un vaho helado salió de su boca. Regresó a la novela, se sentía animado porque ya iba a finalizarla, se titulaba «El día más frío», sobre una oleada de congelamiento que arrasaba con la humanidad en pocas horas. Munro se preguntó qué posibilidades había de que eso pasara en la realidad. Ninguna. Sin embargo, el frío se acrecentaba. El autor se puso nervioso pues comenzaba a helarse. Sintió dolor en la piel, en los huesos. Observó la ventana, todo lucía bien afuera, el fenómeno solo tenía lugar en aquel cuarto. De pronto la ventana fue tapada por una especie de placa metálica. Munro se aterró, debía escapar, quiso abrir la puerta para salir de la habitación, mas no pudo. La estancia alcanzaba la misma temperatura que la congeladora de un refrigerador. El novelista cayó al suelo, sentía que el estudio se desprendía de su base y se elevaba. Recordó un cuento de ciencia ficción que había escrito hacía una década, «Personas refrigeradas», acerca de habitaciones abandonadas en todo el planeta, las cuales eran en realidad neveras ideadas por extraterrestres y cada cierto tiempo atrapaban uno o más humanos, quienes, al llegar a su destino, eran descongelados y devorados.
¿Qué probabilidades había de que tal historia pudiera ser verdad?
Ninguna, maldita sea, se respondió Munro. Y falleció.
Pocos segundos después el frigorífico era colocado en la nave espacial.

Acerca de los autores:
Alejandro Bentivoglio
Carlos Enrique Saldivar

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