domingo, 25 de noviembre de 2012

Leyes verdaderamente necesarias – Héctor Ranea


Tengo para mí que hay que prohibir ciertas cosas nocivas. Propongo empezar por el efecto Kelvin-Joule. Una porquería que jamás debió haberse instituido. Se enfrían los gases cuando salen de las toberas, y se condensa la humedad, por ejemplo. Además, enfría cosas y por su culpa tenemos heladeras con freón, que se inventó para servir a este efecto tan pernicioso y ahora el mundo está lleno de mierdosas heladeras, por no decir los senderos de vapor condensado que dejan los aviones y todas las porquerías que traen, incluido el dihidrógeno de oxígeno. Otra que habrá que prohibir son las moléculas. Pero a la que le tengo ganas realmente es a derogar la segunda ley de la termodinámica. Esa farsa de ley que nos impide tener infierno, que dice que el Universo terminará alguna vez. Y, de paso, seguro que es responsable del efecto Kelvin-Joule que mencioné antes. Seguro, porque las desgracias no vienen solas. Es más. Me gustaría prohibir esas leyes peligrosas para la civilización, que son las leyes de Maxwell. Responsables de esa porquería infame de las ondas, de las microondas que se usan para cocinar para desnaturalizar las comidas y reventar los huevos duros. Todo eso lo quiero prohibir. Más aún, erradicar para siempre jamás de la mente de esos bichos que son los físicos, los químicos. Todo eso. Y hacer las leyes verdaderamente necesarias. Por ejemplo, la ley del movimiento perpetuo, para que las cosas se muevan sin petróleo (eso ¿por qué no prohibir el petróleo?). Me gustaría que aprobaran una ley que hiciera que nada fuera relativo y que el Sol fuera fuego, como corresponde, así no hay energía nuclear ni tanto barullo que nos llena de porquerías, bazofia. Tampoco me gusta que el sonido no se propague por el vacío o que la velocidad de la luz sea la mayor de todas. ¿Por qué? ¿Y las ideas? Nada. Cerremos camino a este avance de esas leyes injustas. ¡Ah! Y por favor... deroguen de una vez la incertidumbre ¡qué quieren! ¿El caos? ¿Acaso quieren caos? Quiero que los dioses tiren rayos, no la electricidad. Eso es denigrante. Le voy a pedir a los diputados. Por ahora pruebo con el maniquí. Me parece que me escucha con atención. Lo que pasa es que él me entiende. Es un tipo de una sola pieza.

Sobre el autor: Héctor Ranea

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