sábado, 11 de agosto de 2012

Proyecto atleta universal. Frankenstein en los JJ. OO. – Héctor Ranea


—Confieso que no nos fue bien. La cosecha fue exigua. Por no decir que caímos en bancarrota.
—También, los objetivos eran estelares, reconózcalo.
—Quería un atleta completo. Que pudiera ser esgrimista, clavadista, nadador de alta performance, corredor, lanzador de objetos, ciclista, tenista, yudoka, navegante, mujer... en fin, un ser humano completo. No esos especialistas que sólo tiran una cosa o corren una carrera. Así, con dos o tres de esos hacemos todas las Olimpiadas y de esa forma nos ahorrábamos una fortuna, vea.
—Admita que, pensar que también sirviera para las pruebas de equitación, salto en alto, barra de equilibrio y paralelas asimétricas fue como mucho.
—Lo de que sea caballo no salió bien. Eso sí, creo que fue ese el motivo del fracaso.
—¿Por el peso?
—No, qué va a ser el peso. El problema es que el descerebrado se encarajinó con la yegua del representante de la isla de Malta y con semejante erección...
—Me imagino...
—Quedó enganchado en la barra de equilibrio.
—¡Uy, qué dolor!
—Tuvimos que sacrificarlo.


Acerca del autor:
Héctor Ranea

2 comentarios:

Javier López dijo...

Ya lo dijo Sergio hace unos días: "No pierdan el tiempo viendo las Olimpiadas y dedíquense a leer" (o escribir, no recuerdo).
Llevaba razón: esto que usted describe no lo he visto en ninguna olimpiada, y llevo ya unas pocas.
Fantástico, D. Ogui.

Ogui dijo...

Gracias, Javi! Ahora que terminaron los olímpicos, puedo hablar. Ni respirar pude. Natación, carrera, navegación, trote, vela. Basquet, hockey... ¡¡¡hice tanto deporte!!!! Espero que mi cuerpo me aguante. Si no, tengo esta idea... ja!