domingo, 10 de junio de 2012

Mano a mano - Ana Caliyuri


En verdad esto de morir no es poca cosa, se ve que es “mucha cosa” pues, nadie te tira un hilo de palabras como para decirte: allá lejos se ve el paraíso o viene talando la guadaña o acá si parece que se está cómodo. El caso es que elegir un relato en donde seamos los protagonistas de la obra de la Srta Guadaña tampoco es poca cosa, le digo Srta Guadaña porque esta desgraciada no se casa con nadie. Volviendo al tema en cuestión; contarles como sería la propia morte es casi un acto creativo rayano con lo divino… o adivino… no sé bien. Ya es todo un riesgo elegir con posibilidad de enmendar, pero elegir el último hálito es ya demasiado. Por otra parte, tampoco nadie ha dicho que es una cosa democrática, más bien se la nota autoritaria a la Srta Morte, ella decide y punto. Acá no hay ni moción a ser presentada, ni decreto de necesidad y urgencia, ni quórum para ser aprobada. Acá la “tipa” es dueña y ama. ¡Ay! ¡Ama! no de amar obviamente, esta es ama de llaves. Parece que tiene todas las llaves y me niego a ser una fugaz cerradura.Creo que muy bien no me llevaré con ella, también sé que a ella no le importará demasiado mi resistencia. Mis abuelos decían que cada uno muere como vivió, tendré que repasar los últimos capítulos de mi vida, sin dudas. Dado esta premisa, calculo que por mi torpeza inocente se me caerá alguna maceta en la testa, ese cálculo de probabilidades un millón a uno… Pensándolo bien, tal vez es mejor a último momento dejar de ser escribiente/escribanil/escritora y comenzar a ser una maceta florida de primavera, finalmente me haré añicos también pero, me gusta ser testaruda hasta el final…

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