viernes, 23 de diciembre de 2011

Paradojas – Sergio Gaut vel Hartman


Adolf Hitler era loco, pero no estúpido. El 29 de abril de 1945, luego de asegurarse que su doble estaba listo para ocupar su lugar en el bunker de la Cancillería y suicidarse en cuanto las avanzadas del Ejército Rojo llegaran a Berlín, llamó a su presencia al físico Karl-Heinz Schikelbrünner, quien días antes había entregado su proyecto Zeitreisender Maschine al ministro Bernhard Rust y le informó que estaba dispuesto a ser el primer sujeto que tripulara un artefacto como ese.
—Pero, mein Führer, ¡es muy peligroso!
—Yo asumo todo el riesgo —respondió Hitler—. El futuro de nuestra amada patria merece mi sacrificio, si fuera un sacrificio, claro; confío en usted.
—Gracias, mein Führer. ¡Heil Hitler! La máquina es segura —dijo Karl-Heinz, izando rígidamente la mano, pero pensando en su cuello.
—Ni una palabra más, entonces. Explíqueme cómo se opera.
Karl-Heinz le dio a Hitler una somera lección acerca de cómo se manejaba la máquina de tiempo. El canciller trepó al tosco asiento de cuerina, sacado de una bicicleta, tocó cuatro o cinco botones y desapareció de 1945 para hallar refugio en el santuario que los nazis habían tenido la precaución de preparar, por si salían mal las cosas.
Y Hitler viajó al futuro. Viajó exactamente diecisiete mil novecientos setenta y ocho días, y el 18 de julio de 1994, en Buenos Aires, Argentina, Schlomo Zavit, agente de la Mosad, guardó en una bolsa la mano, un testículo y la nariz de una de las infortunadas víctimas del atentado perpetrado contra la A.M.I.A., Asociación Mutual Israelita Argentina, la única que no pudo ser identificada entre las ochenta y siete que se cobró el acto terrorista.
—¡Pobre hombre o mujer! —dijo Schlomo en hebreo—. Los otros, por lo menos, podrán tener una placa con su nombre. En cambio este…

3 comentarios:

María de las Mercedes Guidobono dijo...

Como un sino griego, huyó hacia adelante y se cumplió lo temido, bárbaro!!!!

El Titán dijo...

tremendo...

Alexandra Jamieson dijo...

Adhiero al comentario de El Titán.