UNO
Dicen que todo el
mundo tiene miedo a algo. Hay quién tiene miedo a los fantasmas, a los
monstruos… etc. Yo le tengo miedo a una casa, no a lo que pueda
encontrar dentro, sino a la casa en sí. Todos me dicen que dentro no
puede haber nada extraño, lleva muchos años abandonada.
No me
comprenden, igual que alguien que tiene miedo a la oscuridad, no le da
miedo lo que hay en la sala oscura, le da igual donde sea, solamente le
da miedo estar a oscuras.
Muchas veces voy hacia la casa. Está en
medio de una calle a dos manzanas de la mía. La observo desde que llego a
la calle hasta que la abandono. Ella también me observa, pensativa,
tranquila, con sus barrotes, sus ventanas y su chimenea.
Es
extraño, por más tiempo que pasa, la casa siempre sigue igual. Es como
si no le afectase el paso del tiempo. Yo creo que me espera, espera a
que me acerque para atraparme.
DOS
Tengo
miedo, no sé porqué, pero le tengo a un hombre. Todos los días pasa por
mi calle, y me observa, no sé si me ve, ya que mira a todas partes de la
casa. Pero creo que sabe que estoy aquí dentro. Siempre que pasa se me
hiela la sangre, cómo se puede tener un temor tan grande.
Me
encontraba yo en medio de una de mis meditaciones diarias, cuando un
crujido metálico me devolvió a la realidad. Me asomé a la ventana, creí
que me moría. El hombre, mi mayor temor, estaba abriendo la reja
metálica. Me escondí en mi habitación, estaba llena de polvo, hacía
décadas que no la usaba, qué recuerdos cuando habitaba físicamente la
casa, pero un día, no recuerdo bien qué pasó, me dormí una noche, y ya
no desperté.
Esperé un largo rato, esperando, aterrado, a que
aquel hombre entrase. Pero como no entraba, acabé acercándome a la
ventana otra vez. Allí estaba, delante de la casa, movía la boca, pero
no sé que decía. También parecía aterrado, creo que yo no le importaba,
dirigía su mirada hacia el segundo piso. ¿Y si lo que atraía su atención
era la habitación cerrada del último piso? Nunca había intentado
abrirla, pero reconozco que era algo extraña.
TRES
Estaba
confuso, ¿debía entrar en la casa, o debía irme? Estaba a punto de
irme, cuando vi que algo se movía en la ventana. Decidí que lo mejor
sería entrar, ya estaba seguro. Me acerqué a la casa lentamente, como el
hombre que camina hacía la silla eléctrica. Ya estaba abriendo la
puerta.
CUATRO
El hombre estaba abriendo
la puerta, sin pensárselo, subió al piso de arriba, era mi oportunidad,
salí de la casa, el sol me acariciaba la cara, cuánto tiempo sin notarlo
en mí. La puerta se cerró, me asomé a la ventana y vi mi reflejo. Ya
no era yo, era el hombre al que tanto temí. Ahora añoro la casa.
4 comentarios:
muy buen relato. crea una terrible atmosfera de desasosiego desde las primeras lineas.
Muy bueno Alex ^^
Enhorabuena, Alex. Tuve la ocasión de leer este relato hace algún tiempo y ya me pareció genial.
Muy bueno Álex, sigue así ^^
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