sábado, 31 de diciembre de 2011

La casa - Alex Corell


UNO
Dicen que todo el mundo tiene miedo a algo. Hay quién tiene miedo a los fantasmas, a los monstruos… etc. Yo le tengo miedo a una casa, no a lo que pueda encontrar dentro, sino a la casa en sí. Todos me dicen que dentro no puede haber nada extraño, lleva muchos años abandonada.
No me comprenden, igual que alguien que tiene miedo a la oscuridad, no le da miedo lo que hay en la sala oscura, le da igual donde sea, solamente le da miedo estar a oscuras.
Muchas veces voy hacia la casa. Está en medio de una calle a dos manzanas de la mía. La observo desde que llego a la calle hasta que la abandono. Ella también me observa, pensativa, tranquila, con sus barrotes, sus ventanas y su chimenea.
Es extraño, por más tiempo que pasa, la casa siempre sigue igual. Es como si no le afectase el paso del tiempo. Yo creo que me espera, espera a que me acerque para atraparme.

DOS
Tengo miedo, no sé porqué, pero le tengo a un hombre. Todos los días pasa por mi calle, y me observa, no sé si me ve, ya que mira a todas partes de la casa. Pero creo que sabe que estoy aquí dentro. Siempre que pasa se me hiela la sangre, cómo se puede tener un temor tan grande.
Me encontraba yo en medio de una de mis meditaciones diarias, cuando un crujido metálico me devolvió a la realidad. Me asomé a la ventana, creí que me moría. El hombre, mi mayor temor, estaba abriendo la reja metálica. Me escondí en mi habitación, estaba llena de polvo, hacía décadas que no la usaba, qué recuerdos cuando habitaba físicamente la casa, pero un día, no recuerdo bien qué pasó, me dormí una noche, y ya no desperté.
Esperé un largo rato, esperando, aterrado, a que aquel  hombre entrase. Pero como no entraba, acabé acercándome a la ventana otra vez. Allí estaba, delante de la casa, movía la boca, pero no sé que decía. También parecía aterrado, creo que yo no le importaba, dirigía su mirada hacia el segundo piso. ¿Y si lo que atraía su atención era la habitación cerrada del último piso? Nunca había intentado abrirla, pero reconozco que era algo extraña.

TRES
Estaba confuso, ¿debía entrar en la casa, o debía irme? Estaba a punto de irme, cuando vi que algo se movía en la ventana. Decidí que lo mejor sería entrar, ya estaba seguro. Me acerqué a la casa lentamente, como el hombre que camina hacía la silla eléctrica. Ya estaba abriendo la puerta.

CUATRO
El hombre estaba abriendo la puerta, sin pensárselo, subió al piso de arriba, era mi oportunidad, salí de la casa, el sol me acariciaba la cara, cuánto tiempo sin notarlo en mí. La puerta se cerró, me asomé  a la ventana y vi mi reflejo. Ya no era yo, era el hombre al que tanto temí. Ahora añoro la casa.

4 comentarios:

Kantor dijo...

muy buen relato. crea una terrible atmosfera de desasosiego desde las primeras lineas.

Aída dijo...

Muy bueno Alex ^^

J.E. Alamo dijo...

Enhorabuena, Alex. Tuve la ocasión de leer este relato hace algún tiempo y ya me pareció genial.

Sergio R. Alarte dijo...

Muy bueno Álex, sigue así ^^