domingo, 11 de diciembre de 2011

Efímero – Sergio Gaut vel Hartman


—¡Cómo va a tomar un párrafo de uno de sus cuentos para convertirlo en una microficción! ¿Usted está loco?
—No es plagio —me defendí.
—No, no es plagio; es una porquería. ¿No lo abochorna la situación?
Bajé la cabeza y empecé a manosear la gorra, tal como había visto hacer en una película a un personaje abrumado por la vergüenza.
—No lo volveré a hacer —musité finalmente. El tiempo empezó a deslizarse perezosamente entre los intersticios de la realidad, y aunque pronto empezaría a llover, y no tenía paraguas, lo que me provocaría una mojadura escandalosa, me sentí liberado por la promesa. Sin embargo, mi interlocutor parecía ensañado. Era de los que disfrutan pateando al caído.
—¡No alcanza! Eso es una chicana para zafar; sé que no va a cumplir y lo volverá a hacer a la primera de cambio. —Ahí me calenté. Una cosa es admitir un error, pero muy otra es recibir semejante muestra de desconfianza de parte de alguien con tan poca entidad.
—¡Lo hice y lo volveré a hacer cuando se me antoje! ¿Y sabés por qué? Porque yo soy el autor, el dueño y señor de lo que escribo. Y vos, en cambio, pobre criatura desvalida e inútil, sos un personaje sin nombre cuya efímera vida termina con este punto final.

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