jueves, 3 de noviembre de 2011

Los sueños como fuente inspiradora... ¿de qué? - Francisco Costantini


Soy escritor, hace rato que no se me ocurre nada nuevo que contar y para colmo de males (el primer mal, ser escritor, el segundo, no tener una puta idea), vivo de esto. La heladera y la alacena están vacías, y mi editor me la tiene jurada: esta tarde era la fecha límite para enviarle el primer capítulo de la novela por la cual ya recibí un respetable adelanto. Sin embargo esta mañana (este mediodía, en realidad) al despertar, recordé un confuso y aterrador sueño. Los pisos, las paredes, el techo, en fin, cada milimétrico resquicio de mi casa se hallaba cubierto de piojos, asquerosos. A pesar de ser tan diminutos, yo podía oír y ver sus patas golpeteando (tic, tic, tic), y sus bocas extendiéndose hacia mí para chuparme hasta vaciarme. Ahí desperté. En seguida recordé a mi editor. Eso, más que risa, me causó un escalofrío. Mientras caminaba hacia la cocina en busca del desayuno/almuerzo, pensé que ahí yacía el germen para una historia. La insipiente inspiración se esfumó cuando vi la heladera vacía. Pero una idea, quizás la más osada e inteligente de este último año, atravesó mi cabeza. Me cambié y sin peinarme siquiera salí a la calle. Fui al almacén de Tito, extraje del bolsillo mi último peso, y lo jugué al 087. Desde que subí no me despegué de la radio, esperando los resultados. Ahora, esta sonrisa enorme dibujada en mis labios lo dice todo. Por un par de semanas, al menos, mi editor puede irse lejos, bien lejos, a chuparse otras cabezas.


Tomado de http://friccionario.blogspot.com

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