Eliseo Brum descubrió que los años y décadas dedicadas a jugar al Scrabel debían rendir algún provecho. Fue así como se consiguió un set de letras de su amado juego y se lanzó a los caminos para modificar el universo. Puso una R a un cero para erigir un cerro, otra a una pera para fabricar una perra y más allá una tercera a un coral para convertirlo en corral. Agregó letras y más letras, por lo que, al concluir su tarea, la realidad no se parecía en nada a la precedente. Entre sus hazañas, o por lo menos lo que él cree que lo son, está la transformación de una próstata en prostituta, para lo cual usó la última I, la última T y la última U del set. No obstante, a nadie se le escapa que Eliseo Brum, en esa oportunidad, hizo trampa, y ahora anda por nadas virginales y absolutas tratando, infructuosamente, de ubicar la A y la tilde que le sobraron de su hazaña anterior. No sé qué podría hacer con la A, pero voy a sugerirle dónde meter la tilde.
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2 comentarios:
Formidable. Un final irreverente que deja un maravilloso sabor de boca. ¡Enhorabuena!
Original de cabo a rabo. Sergio.
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