¿Sabés lo que pasa? Que el mundo se fija demasiado en las cuestiones estéticas. Por eso están todos enfermos. Por ejemplo María… ¿viste María? Bueno, ella está todo el tiempo mirándose y preguntando si tal cosa le queda bien, si tal cosa le queda mal, se saca fotos haciendo poses de perra y hasta tiene una foto en ropa interior frente al espejo como si fueran dos reflejos de ella misma. No, discúlpame, pero no… así no se puede. Otra que Narciso, si no se ahoga, mínimo, se debería pegar la frente contra el vidrio.
Decime vos… No, pará, decime. No me interrumpas. Vos ¿te bancarías vivir todo el tiempo observándote y encontrándote defectos aquí y allá? ¡Eso no es vivir, Pato! ¡Dejame de joder!
Yo me toco y tengo rollitos, y para peinarme, con el pelo que tengo soy un desastre. Y no me importa ¿entendés? Porque sé que cuando salga a la calle, voy a agarrar mi bastón y voy a salir por la vida a despejarme, a tomar aire, no a desfilar por la pasarela. Voy a la farmacia, al supermercado, la visito a doña Chita que, desde que se le murió el marido, está abandonada la pobrecita. Y no me importa si la gente me mira o me deja de mirar y si soy Claudia Schiffer o la Locomotora Castro con peluca.
Mirá, Pato… hace diez años ya que perdí la vista por el accidente y ni me acuerdo cómo me reflejaba el espejo… pero si recuperando la vista me voy a convertir en María, la verdad que mirarme al espejo me importa un carajo.
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4 comentarios:
Vivimos un momento es que es más importante el papel, el envoltorio, que el bombón.
Me ha encantado. Gracias.
Muchas gracias, Lola!
Sé a lo que te referís, lo he vivido en carne propia. Mientras exista gente que objetivice (me refiero al hecho de volver objeto) la belleza... que la cosifique... esta peste va a seguir estando. Lo bueno es darse cuenta.
Te agradezco el comentario :).
vivir pendiente del espejo es un modo, retorcido, de odiarse.
Gusto en leerte.
Gracias Patricia!... Opino igual :).
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