—Sé que es duro, pero tendrá que convivir con su doble personalidad. Es algo que le sucede a muchas personas, solo tiene que aprender a controlarlo. —El psiquiatra trataba de tranquilizar a su paciente en primera sesión, al que veía, algo inquieto, tumbado en el diván.
—Sí, doctor Richards. Entiendo lo que me quiere decir, pero es que mi otra personalidad es una personalidad múltiple, y eso me causa muchos problemas. El peor: ambas conviven en el mismo tiempo, en el mismo momento, se contradicen, se llevan mal. Si quiero dormir, los otros no quieren. Si quiero comer, ellos no tienen hambre. Si quiero leer, quieren fiesta.
—Perdone, soy el doctor Steinberg.
—Ah, claro. Eso quise decir, doctor Schumann.
—Pedersen, no Schumann. Pedersen. Quiero que piense en lo que le acabo de decir. Repito: intente controlarlo, convivir de la manera más natural, menos lesiva, con su problema. Solo podrá superarlo si sigue mis consejos. Le he preparado un informe, basado en las entrevistas previas que hemos tenido y en la consulta de hoy. Podrá volver el martes, ¿le viene bien a las 18:30?
—Perfecto, doctor Gardner. Gracias por todo.
—Lienmann, doctor Lienmann —pronunció el psiquiatra mientras le entregaba el expediente, compuesto por 17 informes, firmado cada uno de ellos por una de las múltiples personalidades del especialista. En ese momento se abrió la puerta de la consulta:
—Doctor Johanns, su paciente con problemas de doble personalidad acaba de llegar. Está en la sala de espera. ¿Le hago pasar ya?
—Sí, doctor Richards. Entiendo lo que me quiere decir, pero es que mi otra personalidad es una personalidad múltiple, y eso me causa muchos problemas. El peor: ambas conviven en el mismo tiempo, en el mismo momento, se contradicen, se llevan mal. Si quiero dormir, los otros no quieren. Si quiero comer, ellos no tienen hambre. Si quiero leer, quieren fiesta.
—Perdone, soy el doctor Steinberg.
—Ah, claro. Eso quise decir, doctor Schumann.
—Pedersen, no Schumann. Pedersen. Quiero que piense en lo que le acabo de decir. Repito: intente controlarlo, convivir de la manera más natural, menos lesiva, con su problema. Solo podrá superarlo si sigue mis consejos. Le he preparado un informe, basado en las entrevistas previas que hemos tenido y en la consulta de hoy. Podrá volver el martes, ¿le viene bien a las 18:30?
—Perfecto, doctor Gardner. Gracias por todo.
—Lienmann, doctor Lienmann —pronunció el psiquiatra mientras le entregaba el expediente, compuesto por 17 informes, firmado cada uno de ellos por una de las múltiples personalidades del especialista. En ese momento se abrió la puerta de la consulta:
—Doctor Johanns, su paciente con problemas de doble personalidad acaba de llegar. Está en la sala de espera. ¿Le hago pasar ya?
3 comentarios:
Apalusos, señor, por tan terrible, bien aceitado, menjunje...
Un aplauso para López! Y otro para Schumann! Y otro para... o sea, cataratas de aplausos, gracias a las múltiples personalidades de los personajes... Manejado con maestría, digo...
Algunos de nosotros agradecemos los comentarios. Otros, como siempre, van a la contra. ¡No hay quien pueda con ellos!
Gracias, amigos.
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