—¡Otra vez vos! Es la enésima vez que te encuentro en un sueño. ¿Qué te pasa conmigo?
—Me gustan tus fantasmas —respondió el hombre, caminando sobre el agua junto a algunos maestros zen—. Tu inconsciente tiene un matiz lírico que me conmueve, un eco surreal, que ni Dalí… Me recuerda cuando yo tenía mis propios sueños. Qué tiempos. Era todo un artista proyectando fantasmas… Hasta había música de Chopin y todo.
—En mi sueño —dijo el dueño del sueño— no hay lugar para mucha gente. Ni siquiera mi esposa entra. Pero…, decime, ¿vos a qué te dedicás?
—Soy... —el intruso titubeó—. Científico. Digámoslo así.
Los maestros zen se rieron.
—El camino no está hecho para el caminante —acotó uno de ellos; sorpresivamente, porque nadie pensó que podían hablar—, sino que el caminante está hecho para el camino. Además, el agua no tiene color y los sapos son verdes. Son verdes y tienen sangre roja.
Entonces el escenario cambió: de pronto se encontraron en medio de una selva azul, llena de malezas y burbujas que parecían desprenderse de la corteza de los árboles. Allí el intruso —en su nuevo rol onírico— comenzó a cortar una planta —verde, muy verde— con un bisturí. El dueño del sueño comenzó a impacientarse y a transpirar.
—¿Qué hacés? ¿Por qué cortás esa planta verde?
El intruso no respondía.
—¡Hey! ¡Contestame! ¡Hey, hey, HEEEEEEEY!
Entonces el sueño se cortó y el dueño-del-sueño-cortado abrió los ojos, sin recordar demasiado. Estiró el brazo y abrazó a su esposa. Sus dedos se humedecieron. Los retiró rápidamente y su mirada se perdió en algún punto del techo. Estaba agitado. Intentó darse vuelta, pero no pudo. Dicen que fue entonces cuando repitió involuntariamente una frase que no recordaba haber escuchado nunca: “El agua no tiene color y las plantas son verdes; son verdes y tienen sangre roja”, dijo. Y después, siempre de espaldas a su esposa, se sentó en la cama y se acostó otra vez y cerró los ojos, y la sábana estaba cada vez más húmeda y espesa.
Gonzalo Santos
Ilustración: Tres (detalle) Marco Maiulini. http://www.flickr.com/photos/marcomaiulini Todos los derechos reservados. Reproducido por gentileza del autor.
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