Ella se sonrió a si misma frente al espejo, sabiéndose nuevamente en libertad, y pensando en lo estúpido que había sido, y que todavía era, ese hombre al que sólo le entregó algunos meses.
Ella lo había dejado, hace aproximadamente treinta días, un mes. Pero al hacerlo, supo que él le rogaría para que volviera, y así lo hizo.
Y al rechazarlo, supo que él la llamaría día y noche, y así lo hizo.
Enfurecido él pensó en su último recurso, un as bajo la manga que ella no tenía previsto, acorde a sus pensamientos.
Así tomó su calibre 22, y se dirigió hacia su casa, subió las escaleras con un sudor helado corriéndole por las sienes, casi con remordimiento, pero sin detenerse.
Tocó la puerta y esperó.
La mujer, del otro lado, se miró por ultima vez en el espejo antes de abrir la puerta y decirle ‘Te esperaba’.
En ese momento, se escuchó un disparo, y el hombre cayó al suelo sin llegar a desenfundar su pistola.
1 comentario:
Magnífico!
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