—¿Qué pasaría si fuéramos parte de un universo inmensamente mayor al que conocemos? —decía enfáticamente—. Puede ser que en este mismo momento a nuestro alrededor se estén dando acontecimientos fuera de nuestro control, cosas tan sobre dimensionadas que no podamos verlas, imaginen si no fuéramos en realidad la especie más evolucionada, si existieran seres superiores a nosotros.
Sus alumnos lo miraban con evidente escepticismo, entendían perfectamente el concepto, pero lo creían improbable, el mundo era lo que ellos conocían, todo lo demás era una mera concepción filosófica, la realidad era individuos trabajando todos los días, divididos por clases sociales de las cuales es imposible escapar. Lo que oían era para ellos un lujo que se daban los intelectuales, el escape a una realidad que golpeaba con crudeza.
—Es lógico pensar y sólo como una muy descabellada hipótesis —dijo uno de los alumnos en actitud desafiante—, que si existiera tal especie intentaría esclavizarnos abiertamente, ¿qué los detendría en conseguir tal beneficio?
—Es que quizá ya lo estén haciendo e inclusive somos tan limitados que ni eso somos capaces de advertir —dijo el profesor extendiéndose en lo que a sus oyentes ya les parecía un verdadero disparate.
—Profesor, ¿no le parece que ya sobrepasó los límites del sentido común? —interrumpió una alumna—. Una cosa es gozar de un ejercicio intelectual imaginándonos parte de un mundo que desconocemos en su totalidad, inclusive puedo hacer el esfuerzo de imaginar tales seres superiores, pero otra muy distinta es considerar posible que nos estén explotando sin que lo advirtiéramos, me parece que ya es como demasiado.
—Bueno —dijo el profesor bastante ofuscado— la clase ha terminado, es obvio que hoy no tienen ganas de pensar, espero que mañana estén más predispuestos y sean un poco menos negativos. Recuerden que no todo en la vida es acarrear polen.
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