miércoles, 18 de agosto de 2010

El profesor de ética - Antonio Cruz


En una universidad, donde por algún tiempo fui alumno en una carrera humanista, había un Profesor de Ética que era un gran académico. Curiosamente en la cúspide de su carrera y cuando aún tenía mucho para brindar a las nuevas camadas de estudiantes, renunció y se fue a vivir en una pequeña localidad rural.
Hace poco tiempo me lo encontré en la calle y no pude aguantar mi curiosidad.
—¿Por qué dejó de enseñar Ética? —le pegunté.
—Es muy simple —contestó—. Cuando supe que algunos de mis mejores discípulos, que habían llegado a ser autoridades o burócratas del gobierno, miembros de los gabinetes ministeriales y funcionarios judiciales, no se diferenciaban en nada de aquellos a los cuales criticaba durante mis clases y que habían sido seducidos por la corrupción imperante en nuestra sociedad, me di cuenta que había perdido la batalla contra el sistema y que ya no me quedaba nada por hacer. Entonces decidí retirarme.
Me despedí apresuradamente y me marché casi a la carrera. No quería que me preguntara en que andaba trabajando por estos días.

2 comentarios:

MANUEL IGLESIAS dijo...

Magnífica lección de ética práctica. Se imaginan un instructor de unas fuerzas armadas, desesperado ante la inutilidad de sus consignas? Un saludo

María Taltavull dijo...

Muy verosímil. Un relato con mucha lucidez. ¿Ética? Qué tiempos aquellos, ya ha quedado en desuso la palabra...