viernes, 23 de abril de 2010

Proliferación – Sergio Gaut vel Hartman


Ernesto era fanático de la música clásica; trataba de no perderse un solo concierto, ya fuera que la Filarmónica de Berlín tocaba la Tercera de Mahler en Caracas o el Ensemble Benedetto presentara el Adagio en sol menor de Albinoni en el parque Centenario. Amaba a Pergolesi, Mozart, Bruckner, Stravinsky, Bartok, Cage y Gurinsky; los amaba a todos. Pero había un problema: como no poseía el don de la ubicuidad siempre terminaba frustrado, crispado, furioso; no le alcanzaba el cuerpo para asistir a todos los conciertos. Así transcurría la vida de Ernesto, entre la exaltación de los sentidos y la rabia; así transcurrió hasta que la clonación humana fue un hecho y cualquier persona, con dinero suficiente para hacerlo, pudo sumar uno, dos o más cuerpos al que ya tenía. Ernesto juntó sus ahorros y determinó que podía darse el lujo de tres clones, tres copias idénticas de sí mismo que podrían escuchar simultáneamente el Concierto para la mano izquierda de Ravel, el Treno a las Víctimas de Hiroshima de Penderecki y el Keren para tuba de Xenakis. El día elegido para la primera experiencia fue el 31 de marzo de 2019. Ravel se interpretaba en La Habana, el Treno en Munich y la obra de Xenakis en Beirut. Y hacia su destino partieron los clones. Sentado en su sillón favorito, satisfecho como un monje tibetano después de la apertura del tercer ojo, se quedó Ernesto, esperando el inicio de los conciertos, que se desarrollaban a diferentes horarios. Y siguió esperando, cada vez más enojado, ebrio de irritación. Uno había ido a bailar salsa al Casino, Dos eligió el partido por la final de la Eurocopa que disputaban el Bayern y el Barcelona y Tres encontró un tugurio en el que servían bebidas exóticas y se empapó de arak hasta la médula.

2 comentarios:

Jesus Esnaola dijo...

Supongo que antes de tomar la decisión de duplicarse, o triplicarse, uno debería conocerse bien a sí mismo. Me gustó.
Por poner un pero, no me gustó el abuso del signo ":", dos puntos, que se produce al principio.

Un saludo

Adriana dijo...

¡Muy bueno, peroooo, buenísimo!
Tener no es ser, por más que uno tenga dos o tres de sí mismos. La calidad no hace a la cantidad y vicevers por más que uno piense en multiplicar lo bueno, lo malo debe por la misma razón, ser multiplicado. El punto y coma sustituye adecuadamente los dos puntos. Excelente maestro.

Saludos