Tengo algo que confesarte: estás ahora en esta situación porque yo colecciono personas. Un tipo muy especial de personas. No. No pienses mal. No soy asesino ni sádico. Tengo, eso si, una mente algo retorcida (¿en esa condición no estamos varios, acaso?); pero no soy peligroso. Lo dicen los entendidos: ser coleccionista tiene algo de neurosis obsesiva-compulsiva, algo de manía, algo de ansiedad y, por supuesto, indica una gran adicción. Aunque yo me llamaría un loco lindo. Inocente e inofensivo. Así que no tenés nada que temer.
Mi empresa es, desde ya, imposible de completar. Mi terreno de caza es la humanidad, aunque me daría por bien pagado si pudiese atesorar sólo unos miles. Mayor cantidad sería un premio extraordinario.
Quisiera que te sientas cómodo, que te relajes y prestes atención. No deseo entretenerte mucho tiempo, y no me andaré con rodeos.
Soy escritor y recopilo lectores. Considerate coleccionado. Bienvenido a mi humilde muestrario.
4 comentarios:
Buen relato, Daniel. Hasta la última frase me recordó un relato de un conocido mío en el que un coleccionista coleccionaba coleccionistas. Todo una pirueta en espiral.
Un abrazo.
¡¡¡Ah!!!, me ganó, me ganó. Tengo otro escrito (que quizá aparezca por acá alguna vez) donde pasa exactamente eso. un coleccionista colecciona coleccionistas.
miralo al dany!!!!!! jaja que escritor de primera haber cuando me mandas un ejemplar autografiado me encanto el relato te felicito mony
Me atrapaste.
Ya tienes uno más para tu colección.
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