Sólo sé que sonaba cuando soñaba. El bandoneón sonaba claro, como Pichuco, ¿viste? El gol sonaba fuerte, como en el clásico. Pero era sólo un sueño, esos que uno tiene cuando está dormido. ¿Vos no tenés? ¡Mirá! De purrete mi vieja decía que los que no sueñan viven cansados. No sé qué carancho quería decir, te digo la verdad. ¿Me alcanzás la damajuana? Te decía que en esos sueños sueno el bandoneón como Pichuco. ¿No lo conocés a Pichuco? Flaco. ¿De qué peña saliste, hermano? ¿No te sabés ningún chiste con bandoneón y con goles? ¡Ah, ya sé, no me digás! Está ése del bandoneón que cada vez que nuestro wing izquierdo hacía un centro pasado, le chiflaba al otario que tenía el nueve para que pateara. ¡Y hacía gol, nomás! Hasta que un día el bandoneón se cansó, no le chifló más y el nueve se durmió en la línea y se comió un gol más fácil que ser enterrado en la Chacarita. El flaco se enculó bastante con el bandoneón traicionero, te digo que bastante y le arrancó un quejido, dos resoplos que parecían asmáticos, como vos y el ojete del bandoneón empezó a sacar una canción y el flaco, al final, terminó tocando el bandoneón en las esquinas. ¡Ya sé que es un bajón! ¡Y qué querés! Después de perderse ese gol mi equipo se fue al descenso, loco. No podés esperar que me ponga cómodo, me rescate y te cuente lo bárbaro que es estar acá engayolado y con el equipo en la B. A propósito, me contabas algo de la rubita. Me dijiste que me cagó con el taita que me puso acá, chabón batidor. Decime cuánto querés para cargártelo y dejarnos de joder por un buen rato, así sigo soñando que sueno el bandoneón que arregla los goles del chitrulo.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses.
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