viernes, 12 de febrero de 2010

Llamando a casa – María del Pilar Jorge


Estoy varada en Marte: soy la última sobreviviente del grupo de terraformación. Mis compañeros han desaparecido, uno a uno, misteriosamente, y la computadora madre se niega a enviar mis mensajes a la Tierra.
Recorro diariamente el planeta rojo en busca de alimento. Pero sólo he encontrado canales estrechos, por los que corre un glubub nauseabundo.
Por suerte, los habitantes de la región son unos marcianos pacíficos de aspecto beatífico que, hasta ahora, han sido muy amables conmigo, pero la carne en estado de putrefacción de los Korindegon es vomitiva.

Hoy los glohjis amartizaron sus naves piratas y después de atacar al poblado Korindegon, arrasaron con los cultivos cárnicos. Mis vecinos se han quedado sin víveres y han vagado todo el día por los alrededores.

Desde los paneles del refugio, veo avanzar a los malditos glohjis hacia donde me encuentro. Se acercan en forma ordenada, con una expresión sonriente y agitando sus aletas. Pero hay algo en sus miradas, esas miradas vacías.
Aferrándome a los comandos de la computadora, una vez más, intento llamar a casa, antes de que sea…

1 comentario:

Anónimo dijo...

...Demasiado tarde, jajaja.

Está muy bien, me gusta la ciencia ficción..