viernes, 19 de junio de 2009

Troyanos - Antonio J. Cebrián



En el silencio de la noche, la pequeña trampilla de madera del enorme caballo se abre y un puñado de griegos desciende con sigilo. Uno de ellos, espada en mano, se encara con un troyano reclinado en la escalinata de un templo. Cuando la espada se cierne sobre su cuello, el troyano, a pesar de estar ebrio, acierta a decir:
—Tengo un mensaje para ti.
Y extiende la mano, donde sujeta un pequeño rollo de pergamino.
El griego, desconcertado, ensarta al troyano con la espada —la misión antes que nada— y luego recoge el pergamino. Lo despliega ante sí y observa turbado el extraño e incomprensible texto. Las letras comienzan a moverse, se reúnen en el centro del pergamino y empiezan a formar hipnóticos remolinos que se desplazan zigzagueantes hacia la parte inferior aglomerándose alrededor de sus dedos. Luego, antes de que el griego pueda evitarlo, comienzan a salir del pergamino y a deslizarse sobre su piel. Avanzan por sus dedos y alcanzan la mano. Arroja el pergamino y lo destroza con la espada, pero ya es tarde; las letras se diseminan por el brazo y trepan hacia el hombro. Instantes después, el soldado se desploma con los ojos en blanco. Uno tras otro los griegos caen al suelo y quedan inertes. Ahora sólo son hardware vacío; sus discos duros están en blanco.

Biografía: Antonio J. Cebrián

2 comentarios:

Salemo dijo...

El pasado y el futuro ( nuestra actualidad) muy bien conjugados.
Si los griegos hubieran tomado las precauciones que cualquier internauta sabe,se hubieran evitado esos problemitas. Tendrán que instalar todo de nuevo.
Eso les pasa por no usar Linux, seguro que usaban Windows Neuronal en sus cabecitas.

silvestre dijo...

Qué difícil después de una muy buena descripción, dar ese triple salto mortal y sin red para aterrizar en un presente que no deja de ser tan incierto como esa noche de griegos y troyanos.
¡Buen blog!