Tendría diez años cuando Juanita Schwarzman me “dejó” ser su novio. Ambos íbamos a la misma escuela pública. El mismo día que a mí me dijo que sí, también le había dicho un “No” inmenso e inquebrantable a aquella mediocre profesora de música.
Es que a la maestra se le había ocurrido que teníamos que cantar en un acto un fragmento de la “Misa criolla”, unas canciones de inspiración católica bastante conocidas en la Argentina. Y nosotros, más entusiasmados con eludir la clase que por la vocación musical —y mucho menos religiosa— nos pusimos contentos con la propuesta. Menos Juanita que estaba muy nerviosa. Un día, mientras desafinábamos la parte que dice: “Gloria a Dios en las alturas / y en la tierra paz a los hombres” vi que ella no cantaba mientras gruesos lagrimones le corrían por la cara. Sin que se diera cuenta la profesora me acerqué a ella y le tiré del ponchito que llevaba puesto. Ella me miró, luego miró a la Profesora y pegó un tacazo contra la grada de madera. Luego se bajó y se fue a sentar en una silla con los brazos cruzados y la boca cerrada. —Schulsman, vaya a cantar con los demás —le gritó entonces la profesora.
—No me llamo Schulsman sino Schwartzman y no voy a cantar esa canción.
—¡Cómo! —gritó la profesora—. ¿Y por qué no va a cantar?
—Porque soy judía y no creo en eso que estamos cantando.
En ese momento un grupo de imbéciles empezó a corear: “judía, judía”. Juanita se levantó, empujó a dos y los tiró al suelo. Después se fue llorando al baño. Nadie la siguió. La profesora aprovechó que sonó el timbre de salida para terminar la clase. Volvimos al aula a recoger nuestras cosas. Yo fui al banco de Juanita, guardé sus útiles, tomé los míos y me paré a esperarla en la puerta del baño. Cuando salió, nos fuimos juntos. Cuando llegamos a la esquina le pregunté si me dejaba ser su novio. Y ella me dijo que sí y volvió a sonreír.
Hace poco me la crucé pero pasó tan rápido al lado mío que no pude decirle todo lo que había aprendido aquel día.
Tomado de: http://www.cafediverso.com
2 comentarios:
Muy muy bueno. Qué bueno sería que podamos expresar con tanta emoción esos momentos en los que uno aprende... Pero qué duro saber que alguien sufre...
muy bueno
ahora, que pelotuda la maestra de música, si la escuela es pública tenes que prever esas situaciones
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