El motivo por el cual le escribo es que al ver su llamado a concurso, inmediatamente se me estremecieron mis partes. Estoy indignado por tal atrevimiento: “El propósito de este concurso es promover la narrativa conjetural y proponer una alternativa a la literatura dominante.”. Impertinente. Además: ¿a qué se refiere usted con realidades alteradas? Acaso no ve que la realidad misma es alterada. Acaso no ve que soy el que trae armonía a las cosas. Usted me habla de vampiros, guardavidas musculosos, incluso princesas vírgenes. Pero ese es el motivo por el cual existo. Un pibe de 8 a 10 años si no quiere ser vampiro (en todo caso, astronauta, lo mismo da) pasa raspando y usted tiene la imprudencia de decir que eso es literalmente basura. Señor, yo soy el que incentiva. Soy el que forma.
Admito que existen tipos que me deforman, que lo único que saben es escribirme utilizando siempre una misma matriz. Una y otra vez, sólo para ser qué: número uno en ventas. Lo sé señor y también va mi queja para ellos.
En ese llamado usted quería un cuento sobre realidades alteradas… se ve que nunca se preguntó sobre la realidad de un cuento. Yo no soy un pobre diablo, sabe. Todavía hay gente que piensa que escribirme tiene un poco de clase. O incluso para levantarse a alguien. Es triste, pero real. Esa es mi realidad. O mejor dicho, siempre la fue.
No pienso en un retorno al pasado: Borges, Lovecraft, Kafka, Poe, Maupassant , Cortazar, Gogol, Dotoievski y otros más ya son historia. Me escribieron bárbaro, casi diría con una fama igual a un delantero del Real Madrid o uno de esos. La pasaba bien. Pero… los tiempos continúan y a mí me viven renovando, claro, con influencias de este o de otro.
A lo que quiero llegar en esta carta (porque si los cuentos escribiesen cuentos, sería muy, pero muy desquiciado) es contarle acerca de mi realidad. Hay un tipo, completamente desconocido que intenta todos los días escribirme. Realmente me da mucha risa porque él, según lo veo yo, no esta para eso. Apenas lo conozco, realmente. Tal vez debería conocerlo más… aunque no es lo suyo. Pero me da lástima decirle que no tiene talento: no lo siento en mí. Por eso si algún día a ustedes se les ocurre escribirme, sean considerados, sean por lo menos originales. ¡Por favor!
En definitiva mi cuento no es un cuento. Es mi vida. Una pequeña referencia autobiográfica. Nada de príncipes ni vampiros. Un ser real que habita…vaya a saber donde. Pero habita ¿no? Si no yo no escribiría ni usted ni lo suyos se atreverían a llamar para cosa semejante: créame.
Sin más lo saludo atentamente.
Sinceramente suyo.
Juan Pablo Corsi (el que intenta).
1 comentario:
Muy buen cuento
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