—No resisto más —dijo la criatura—. Tengo la sensación de que este mundo está sin terminar y que nosotros somos seres incompletos.
—¿Incompletos? ¿Qué significa incompleto? Yo tengo todos mis miembros, me transformo cuando corresponde, mato, muero, resucito.
La criatura guardó silencio. Tal vez fuera culpa de los héroes, que estaban tomando demasiados esteroides y rompían el equilibrio. A punto de quedar convencido de la futilidad de sus quejas, una belicosa llamarada convirtió el bosque en una tea.
—¡Insensatos! Lo inacabado está en la estructura. El relativismo de nuestras acciones impregna el conjunto y el equilibrio no se logra. Los héroes, los villanos, la pureza de las vírgenes y el frenesí de mis embates, alcanzan apenas para configurar un tenue universo de cristal y niebla.
—Necesitamos, necesitamos...
—¡No necesitamos nada que no podamos crear! —exclamó el Ser Sin Nombre escupiendo hiel y envenenando el aire.
—¡Señor de las Tinieblas! Perdemos terreno. Pronto la tecnología —y señaló al héroe que afilaba su espada— llegará a estos seres repugnantes y será nuestro final. Se reproducen como conejos y no hace falta materia gris para ponerlos en marcha.
—Conozco a la persona adecuada —dijo la criatura.
Y partió la heterogénea procesión de villanos, míticos, simbólicos y fácticos en busca de su destino. Llegaron a la gran mansión victoriana, tocaron la puerta y el gran Abraham se presentó en el vano.
—¿Qué desean, criaturas inmundas?
—Necesitamos un monstruo que nos supere.
—No lo haré —dijo el hombre.
—Sí que lo harás —dijo Strigor—. Seré tu modelo y multiplicarás mi maldad hasta que yo sea el rey de todos estos infelices.
En fin, pensó el hombre: lo haré. ¿Cuánto daño puede producir una criatura de ficción?
5 comentarios:
"Se reproducen como conejos y no hace falta materia gris para ponerlos en marcha".
Pero, ¿en qué planeta ocurre eso? Qué cosa más extraña.
Excelente relato, Sergio, de una fluidez increíble!
Muy bueno, Sergio.
Una vez te comenté que suelo narrar cosas verídicas como si fueran ficticias, y vos me contestaste que de hecho se convierten en ficticias al narrarlas. Pregunto: ¿sucede lo mismo al revés? ¿Un monstruo ficticio puede ser tan peligroso como uno verídico?
Un abrazo.
Gilda.
No lo creo. "Ficticio" es una categoría irreversible, mientras que "real" es una categoría inestable. Lo real, en manos del artista, pasa a ficticio por mera imposición de manos (o de palabras). En realidad (valga la paradoja) todo lo real es ficticio en tanto registro. No lo es en sí mismo, claro, pero la cosa en sí misma es inasequible; sólo se puede aprehender lo real mediante la percepción, y no hay dos percepciones iguales, no hay dos registros iguales. En síntesis: lo ficcional es confiable, y aunque depende de la interpretación, no tiende al cambio de estado como lo real.
Sergio, acabo de leer tu respuesta a Gilda, y... me resultó muy interesante y clara como exposición, me gustaría postearla en mi blog, gracias!
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